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Encuesta Situación Laboral de la Profesión Médica: Puestos menos atractivos por más dinero.

Casi el 80 por ciento de los facultativos encuestados por OMC y CESM creen que el estímulo más eficaz para las cobertura de las plazas poco atractivas es el salarial, seguido de reconocimientos laborales especiales y prestaciones en especie.

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Las autonomías están negociando por su cuenta cómo estimular la cobertura de las plazas menos atractivas. Los profesionales que han respondido a la quinta oleada de la Encuesta sobre la Situación de la Profesión Médica en España, lo tienen claro: el estímulo principal para casi el 80 por ciento es pagar un complemento económico especial. 

Respuestas a la pregunta "¿Qué incentivos podrían ayudar a atraer profesionales a determinadas plazas que puedan ser difíciles de cubrir?". (Encuesta Situación de la Profesión Médica de OMC y CESM)

Un 69,1 por ciento apoya también un reconocimiento laboral; por ejemplo, más puntos en la experiencia laboral y facilidades para la carrera profesional, que va más en la línea de lo que está trabajando la Administración. Asimismo, un 58,6 por ciento apoya otro tipo de prestaciones en especie.

Francisco Miralles, secretario de CESM, cree que «antes de hablar de incentivos para que el profesional acepte contratos por un año o dos, lo primero es sacar esas plazas a oposiciones y traslados». Y añade: «Hay que ofertar todas, porque, de lo contrario, la gente a la que no le interesen esas vacantes seguirá pidiendo una comisión de servicio para trabajar en otras, y así el problema no se solucionará». Los incentivos serían el segundo paso, reconociendo que habrá profesionales que ni con una oferta estable querrán ir a esos destinos.

Estímulos diferentes

Miralles defiende que los incentivos deberían ser transparentes y comunes, «para evitar, por ejemplo, que los servicios prestados en esas plazas se valoren de manera diferente en una comunidad que en otra».

Miguel García, responsable de estudios de CESM, cree que ciertas diferencias salariales entre autonomías podrían estar justificadas «porque la situación y el atractivo de unas comunidades no es igual al de otras». Y opina que, sobre todo en las zonas rurales, «hay circunstancias socioeconómicas más complejas que requerirán otro tipo de estímulos, como las ayudas a la vivienda que se dan en Francia».

Oscar Gorría, coordinador del sondeo, apunta que quizás en las nuevas generaciones de médicos la promesa de estabilidad no sea tan decisiva. «La labor profesional en un hospital comarcal puede ser menos gratificante, más luego el sacrifico que puede suponer en el ámbito familiar y personal. No está justificado que cobren exactamente lo mismo, y más si pretendemos atraer a los profesionales. Ahora ni se plantea, pero la Administración asegura que muchas cosas son inamovibles… hasta que dejan de serlo».

Respuestas a la pregunta "Considera que si tuviera abandonar su puesto -por jubilación, traslado, etc.- sería difícil encontrar a alguien que lo ocupara en su lugar?" según ámbito asistencial. (Encuesta Situación de la Profesión Médica de OMC y CESM)

Casi cuatro de cada diez médicos creen que si se fueran de su puesto la Administración tendría problemas para cubrir esa vacante. Es uno de los datos que aporta la quinta oleada de la Encuesta sobre la Situación de la Profesión Médica en España, la primera que aborda el problema del déficit de profesionales, una situación que es común a todo el país, según las comunidades.

En concreto, el 37,9 por ciento de los 10.079 participantes que cuando realizaron el sondeo estaban trabajando creen que habría problemas; un 23,2 por ciento por falta de candidatos y un 14,5 por ciento porque, argumentan, nadie estaría dispuesto a ocupar el puesto. El 62,1 por ciento restante creen que, con mayor o menor dificultad, la vacante quedaría cubierta.

A partir de unos datos extraídos para DM, se pueden observar diferencias según el ámbito asistencial en el que trabajan: en primaria el problema podría ser mayor (38,1 por ciento) que en hospitales (36 por ciento) por el menor atractivo de los puestos.

Pero la percepción es con diferencia peor en Urgencias: un 51 por ciento de los médicos creen que la cobertura de su vacante daría problemas; un 20,9 por la falta de aspirantes y un 30,1 por ciento, por las condiciones de su trabajo.
Además, según la encuesta, un 24,2 por ciento de los médicos estaría buscando alternativas para cambiar de puesto en un intervalo de 5 años, cifra que sube a un 40,3 por ciento en Urgencias.

Presión y temporalidad

Aunque la encuesta es una primera aproximación y no deja de ser la percepción de los propios médicos, Francisco Miralles, secretario general de CESM, asegura que «los profesionales conocen bastante bien la situación en los centros de salud». Otra cosa, apunta Miguel Ángel García, responsable de estudios profesionales del sindicato, es si esa percepción se corresponde con lo que las comunidades entienden por plazas de difícil cobertura, «porque no se han establecido los criterios que las definen, y así es complicado obtener datos más precisos».

En cuanto a la situación particular de Urgencias, las fuentes consultadas coinciden en que es un entorno difícil al que no todo el mundo está dispuesto a ir y en el que también se nota la falta de profesionales. Tomás Toranzo, presidente de CESM y expresidente de Semes, señala que se trata de unos servicios «donde primero se hicieron los recortes: faltan recursos y plantilla, y muchas veces tiran de residentes, hay mucha presión asistencial, es un trabajo con mucho estrés, poca conciliación…». 
Además, «hay una tasa de temporalidad altísima en muchas autonomías: no sólo hay personas que llevan años de interinos, sino que también hay mucho personal eventual por encima de plantilla».

Por esos mismos motivos, Oscar Gorría, coordinador del sondeo, cree que es normal «que muchos profesionales de Urgencias estén quemados y que se perciba como un lugar del que huir, aunque probablemente haya que ver la situación por territorios: es probable que para un profesional no sea lo mismo trabajar en un hospital pequeño de Madrid que en las urgencias de un pueblo aislado».

Aunque la encuesta no va tanto al detalle, García deduce que «seguramente donde hay más problemas será en las Urgencias extrahospitalarias«. Sobre el índice de profesionales que quieren abandonar su plaza, comenta que «eso es un signo de malestar, ya sea relativo, porque quiere algo mejor, o absoluto, porque su objetivo sea marcharse».

Juan Manuel Garrote, secretario general de la Organización Médica Colegial, cree que, aparte de las duras condiciones laborales de Urgencias, también influye que es un lugar donde convergen profesionales de distintas especialidades «que, en muchos casos, podrían preferir trabajar en los servicios vinculados directamente a su área. Por ejemplo, hay muchos médicos de Familia que preferirían estar en un centro de salud, pero que por las circunstancias del momento están trabajando allí haciendo guardias».

Respecto a los otros ámbitos, Garrote opina que, si realmente la percepción de los profesionales coincide con las dificultades de los centros para encontrar sustitutos, la situación es más problemática en atención primaria: «En los hospitales, si faltan profesionales, se cierran servicios y aumentan las listas de espera. En atención primaria lo que se hace es repartir cupos entre los compañeros, con la mayor carga de trabajo que supone para los profesionales. Y la demora para tener una cita con el médico de cabecera se produce cuando ya han acumulado los cupos», recuerda.

A esto hay que sumar que, según un primer estudio demográfico de la OMC a partir de sus datos de colegiación, Medicina de Familia es de las especialidades más envejecidas: en 2016, un 16,26 por ciento de los especialistas colegiados tenían entre 60 y 65 años.

Peor en la privada

Por otra parte, también se pueden establecer diferencias respecto a las dificultades de cobertura según el profesional trabaje en el ámbito público o en el privado. Aquellos que trabajan exclusivamente en el SNS responden en un 37,4 por ciento de los casos que habría problemas, mientras que sube a un 48 por ciento si se tienen en cuenta sólo a los que realizan por actividad privada. Un 29,9 por ciento se plantea marcharse, frente al 23,1 por ciento del personal de la pública».

«Excepto unos pocos que cobran muy bien, muchos de los que trabajan en la privada, sobre todo los falsos autónomos que hay en el trabajo por cuenta propia, tienen unas malas condiciones porque es un reflejo de lo que pasa en la sanidad pública», explica Toranzo. Y añade: «Si el sector público ofrece malos contratos, el sector privado no tiene que esforzarse en hacerle la competencia».

Descarga aquí la Encuesta sobre la Situación de la Profesión Médica en España. 5ª oleada

Fuente: Diario Médico