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El SAS y los sindicatos de clase contra los médicos.

El Sindicato Médico Andaluz ha votado en contra del concurso del traslado que piensa celebrar el SAS. Estas son nuestras RAZONES PARA EL NO. No queremos que nos discriminen…

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Una vez más el Servicio Andaluz de Salud (SAS) y sus sindicatos aliados pactan una discriminación a los médicos y facultativos andaluces frente a otras categorías. El SAS anuncia a bombo y platillo, con la fanfarria habitual, un concurso de traslados sideral. “El mayor de la historia”,dicen el SAS y sus coros asociados.

En la Mesa Sectorial de ayer 28 de junio, la administración propuso una oferta de concurso de traslados con un número global de 10.024 plazas. Pero esconden que, de nuevo, se castiga a los facultativos frente a otras categorías, ya que el SAS no garantiza que en dicho concurso de traslados se oferte en TODAS las categorías y especialidades de facultativos el mismo porcentaje de plazas que en el resto de categorías. Este es un derecho irrenunciable de los médicos que el SAS y sus aliados quieren coartar una vez más. Este es el “premio” que recibe la categoría que más sacrificio, responsabilidad y compromiso con el SAS y los pacientes ha demostrado en los tiempos pasados de crisis.

El desprecio y maltrato del SAS a sus médicos es una constante y hoy se ha escrito otro capítulo más con la complicidad de los sindicatos presentes en la mesa sectorial, con la única excepción del Sindicato Médico.

Estamos de acuerdo con que por fin se convoque un traslado. Es más, llevamos años exigiéndolo. Pero no podemos suscribir un acuerdo que niega a los médicos las mismas oportunidades que al resto de categorías del SAS.

La Junta se comprometió a celebrar un concurso de traslado en 2017. Después lo pospuso hasta finales de junio de 2018, y ahora nos propone retrasarlo de nuevo hasta octubre. Además, lleva a la mesa una propuesta que condicionaba la convocatoria del traslado a la aprobación de dos decretos que han de regular la plantilla de los centros y los procesos de selección y provisión de plazas, cuya negociación lleva meses encallada. Por suerte, se vio obligada a retirar esta pretensión en la que ni siquiera la apoyaron sus aliados. La administración, en el fondo, solo buscaba dificultar la convocatoria de plazas de traslado en el colectivo médico. Mucho nos tememos que, por las mismas razones, se negará de nuevo a sacar en la próxima OPE las plazas de facultativos en los principales hospitales.

Ser un profesional con un grado elevado de especialización, en el SAS, no solo no tiene premio, sino que tiene castigo. Obtener una plaza en un centro alejado de la capital no sería un problema si existiese la posibilidad de volver en un traslado. Pero los traslados médicos son sistemáticamente bloqueados. Los médicos somos uno más en cuestión de horarios y jornadas; solo se nos trata como profesionales altamente cualificados cuando se trata de traslados o de decidir qué plazas se sacan en una OPE. No nos cabe duda de que somos un colectivo clave en la asistencia sanitaria, pero nos negamos a aceptar que eso solo se tenga en cuenta para recortar nuestros derechos.

El SAS ha sido incapaz de dotarse de una estructura de plantillas médicas que contemple la especificidad de nuestra profesión. Una estructura transparente que permita a todos los médicos conocer cuál es la cualificación necesaria para optar a una determinada plaza, que ofrezca a todos los médicos la oportunidad de formarse adecuadamente. No lo hace por la sencilla razón de que esto es costoso y les complica la vida a los jefes de servicio. El SAS no dedica recursos a formación médica porque prefiere tenernos quitando lista de espera a bajo coste. A menudo sucede que un compañero que desarrolla una tarea altamente especializada se jubila sin que ningún otro médico se haya podido formar para sustituirlo. Se sabe con décadas de antelación que la plaza quedará vacante, pero nadie sabe qué requisitos se exigirán para optar a ella, ni dispone del tiempo para formarse en ese campo ni de planes de formación reglados a los que todos podamos acceder. El SAS carece de tales planes de formación porque nos necesita de mano de obra barata. La solución que ofrece al problema que crea con su incompetencia en todo lo que tiene que ver con nuestro colectivo es el recorte de nuestros derechos.

El resumen de todo esto es conocido de sobra por todos nosotros: El médico que opta por la seguridad, a menudo se ve obligado a dejar su ciudad sin esperanzas de volver. El que opta por permanecer en el centro donde se formó haciendo lo que le gusta, debe pagar el precio de un futuro laboral incierto y la sumisión incondicional a la administración sanitaria. Ahora el SAS saca un traslado que otras organizaciones sindicales celebran y apoyan, pero no la nuestra. Nos negamos a dar nuestra aprobación a un traslado que supone una nueva discriminación a nuestro colectivo. El SAS se empeña en maltratar a sus médicos. Por esta dirección avanza hacia el desastre. Otros lo apoyarán en este afán estúpido, pero no nosotros.

Comité Ejecutivo SMA