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El consentimiento informado, clave para evitar riesgos asistenciales.

Ricardo de Lorenzo, presidente de la Asociación Española de Derecho Sanitario defiende que hay que hacer una cuidadosa gestión porque el paciente es el protagonista de la asistencia.

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En la asistencia sanitaria el paciente y usuario es el eje legitimador del sistema, actor de su propia asistencia y no simplemente el receptor pasivo. Esa es la idea principal que ha expresado Ricardo de Lorenzo, presidente de la Asociación Española de Derecho Sanitario (AEDS), en las Jornadas sobre Gestión Sanitaria organizadas por la Universidad a Distancia de Madrid (Udima) celebradas este miércoles

De Lorenzo ha hecho una exposición sobre la importancia de minimizar los riesgos de la asistencia clínica, protagonistas de una gran mayoría de las reclamaciones de los pacientes. De ahí la relevancia del consentimiento informado, según ha recalcado, ya que 7 de cada 10 reclamaciones son por falta de información, según datos del Tribunal Supremo. 

«El riesgo para los profesionales de incurrir en responsabilidad hacen necesario que negativas a someterse a tratamientos, por ejemplo, sean expresadas por escrito. El paciente tiene derecho a decidir libremente, después de recibir la información adecuada, entre las opciones clínicas disponibles. Esta información se debe plasmar en un consentimiento que no puede estar viciado por sesgos, del mismo modo que los usuarios deben facilitar todos los datos sobre su estado físico o su salud», ha afirmado. 

En este sentido, ha explicado que el profesional tiene que asegurar una práctica asistencial fuera de riesgos, y ha recordado que la situación ha empeorado desde la decisión de ampliar la responsabilidad penal, también a personas jurídicas como son los Colegios profesionales, como publicó este diario

Modelos de gestión del riesgo

En su opinión, este modo bilateral de ejercer la responsabilidad asistencial está sometido a riesgo continuo, de ahí la necesidad de gestionarlo. Para ello, diferencia entre el modelo centrado en la persona, insertado en el concepto de aseguramiento y con fuertes tintes punitivos -basado en las medidas disciplinarias- y el centrado en el sistema, que considera que el error es consecuencia de varios factores asociados, entre los que se encuentra el error humano. 

Para proteger a los usuarios, ha explicado, el sistema de defensa consiste en interponer barreras para la detección precoz de los eventos adversos, reducir su incidencia o minorar sus efectos dañosos si no se pudieron evitar. Y en la línea de aumentar la seguridad del paciente, De Lorenzo añade que se deben prevenir los eventos adversos, sacarlos a la luz y mitigar sus efectos. 

Pese a todo, «en Europa el 10 por ciento de los pacientes hospitalizados sufren algún tipo de estos eventos dañosos». De ahí, sentencia, la importancia de cómo los actores sanitarios gestionan las diferentes situaciones complicadas que se establecen en la asistencia. 

Fuente: Redacción Médica