Sanidad se compromete a presentar en mayo un protocolo contra agresiones a sanitarios.
La OMC y el Ministerio de Sanidad se han comprometido a que el próximo mes de mayo se disponga en España de un protocolo de actuación frente a las agresiones a sanitarios, en coordinación con las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado.
La Organización Médica Colegial (OMC) y el Ministerio de Sanidad se han comprometido a que el próximo mes de mayo se disponga en España de un protocolo de actuación frente a las agresiones a médicos y demás personal sanitario, en coordinación con las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado.
El anuncio fue realizado tras la visita de la cúpula directiva de esta corporación a la sede del Ministerio del Interior. Junto al adelanto del futuro protocolo, el órgano rector de la profesión médica detalló los principales datos del estudio de agresiones a médicos en 2016 y dio difusión al ‘Manifiesto de la OMC contra las agresiones a personal sanitario‘.
El secretario general de Sanidad y Consumo, José Javier Castrodeza, celebró la buena vecindad y sintonía institucional de la que gozan el la cartera sanitaria del Gobierno y la OMC, además de su labor conjunta para combatir eficazmente actos tan repudiables como las agresiones a los médicos. No osbtante, también reconoció que hubo un parón administrativo en la organización de la lucha contra este tipo de ataques a sanitarios por el impasse político en el que estuvo inmerso el país hasta que se pudo formar Ejecutivo.
José Javier Castrodeza, que no asistió a la reunión de los máximos responsables de la OMC al Ministerio del Interior, resumió el itinerario legislativo que siguió el problema de las agresiones desde distintas instituciones. El secretario general de Sanidad se remontó al año 2012, en el que el Senado instó a Sanidad a conocer el estado de este tipo de sucesos en el país. Actuó entonces el propio Castrodeza, en calidad de director general de Ordenación Profesional del Ministerio, para convocar la Comisión Delegada de Recursos Humanos de las comunidades autónomas, como paso previo a poder elevar la cuestión al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS). Este sínodo territorial determinó la creación de grupos de trabajo que, posteriormente, dieron lugar a tres mesas técnicas que permitieran el objetivo futuro de monitorizar las agresiones a nivel nacional, desde la citada Dirección General de Ordenación Pública. En el proceso participaron representantes sindicales y profesionales médicos.
Durante su alocución, Castrodeza agradeció al ‘popular‘ Jesús Ramón Aguirre el haber realizado la primera iniciativa desde la Cámara Alta y señaló como éxito institucional la reforma del Código Penal, con la inclusión de la figura jurídica de atentado a la autoridad, en el caso de las agresiones a sanitarios.
El presidente de la OMC, el doctor Serafín Romero, hizo suyas las palabras del secretario general de Sanidad cuando dijo que “no es tolerable que haya agresiones contra aquellos profesionales que trabajan para mejorar la salud de las personas en un sistema sanitario distinguido por su excelencia”.
Además, el máximo representante de la institución aseguró que, durante la visita al ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, la OMC quiso dar voz a todos los profesionales sanitarios, y no sólo a los médicos, en el penoso asunto de las agresiones sufridas por parte de pacientes y familiares.
Continuó sus palabras el presidente de la OMC afirmando que las agresiones a sanitarios son la quiebra de la relación médico-paciente, que debe estar siempre fundada en la confianza mutua. Como posibles factores desencadenantes del problema, o como parte de su explicación, señaló la discontinuidad asistencial y la precariedad laboral en las que los médicos tienen que desarrollar su trabajo en muchos casos. De igual forma, recordó a los ciudadanos que las urgencias no deben ser la puerta de entrada al sistema sanitario.
Dirigió también Serafín Romero una crítica a los medios de comunicación cuando, en su opinión, inflan demasiado las expectativas que pueden ofrecer los nuevos tratamientos a la población, o la hipotética curación para determinados problemas de salud.
Finalmente, y como receta para el futuro, Romero pidió a sus colegas médicos que pidan formación y que se instruyan para gestionar con éxito las situaciones tensas con algunos pacientes. Y, para ello, se puso como ejemplo a él mismo que, a una pregunta de Acta Sanitaria, confesó que no supo encauzar bien el enfado de un paciente, ya que entró en polémica con él. Una reflexión a la que añadió el argumento por el cual muchas veces los pacientes acuden al médico, por miedo a su enfermedad o por mera soledad.
El secretario general de la OMC, doctor Juan Manuel Garrote, presentó los datos del Observatorio de la entidad sobre agresiones a medicos, con la afirmación de que es el único organismo en el mundo que se encarga de esta materia. A continuación, cifró en 2.914 las agresiones registradas desde que el Observatorio se pusiera en funcionamiento, seis años atrás, de las cuales 495 se produjeron en 2016. Un mal dato, según Juan Manuel Garrote, si se tiene en cuenta que supusieron un 37,12 por ciento más que las habidas en 2015. Preocupación para la OMC, según aseveró, ya que el año pasado hubo un 13 por ciento de actos de violencia contra médicos con el resultado de lesiones corporales.
Según precisó el secretario general de la corporación, de toda la población de 244.000 médicos colegiados en España, hubo una preponderancia de los ataques a las médicas (58,38%), con un incremento del 8 por ciento respecto a 2015. De igual forma, Garrote afirmó que hubo más agresiones en el sector público (87%), que en el privado (13%) y que el escenario más propicio para los ataques fue la Atención Primaria (55%) que los hospitales (27%), con una mayor predilección por las urgencias, en Atención Primaria y hospital. En cuanto al perfil del agresor, el secretario general distinguió entre los propios pacientes (71,5%), los familiares (26,6%) y los pacientes desplazados a otras comunidades autónomas (1,8%). Como razón aludida para dichas agresiones, se expresó por parte de los causantes, discrepancias con el criterio médico, impaciencia por los tiempos de espera, no recibir la prescripción deseada o no obtener la baja médica temporal.
En el reparto de estas infamias, el 45,7 por ciento correspondieron a insultos, el 40,9 por ciento a amenazas y el 13,4 por ciento a lesiones físicas, siendo los médicos varones los que recibieron estos últimos ataques en mayor proporción. Igualmente, Garrote destacó que se ejerció un 10 por ciento más de casos de violencia contra el mobiliario y los medios materiales de las consultas. Todo un conjunto de actos ilícitos que motivaron un 16 por ciento más de bajas laborales.
En cuanto al saldo judicial de las agresiones, el directivo de la OMC habló de 56 sentencias condenatorias y 16 absoluciones. Entre las primeras, se dictaron 18 medidas de privación de libertad, 27 inhabilitaciones, 48 multas y siete medidas de seguridad a favor del médico y en contra del agresor.
Para el coordinador del Observatorio de Agresiones de la OMC, el doctor José Alberto Becerra, algo muy básico falla cuando un médico recibe todo lo contrario de lo que habría que esperar del paciente. De forma que ayudar a subir a la camilla, o un gesto amable, pueden hacer mucho más fáciles las relaciones entre médicos y pacientes. Dicho esto, se mostró radicalmente contrario a las agresiones, al tiempo que lamenta que los ataques conocidos sólo sean la punta del iceberg.
Según los cálculos de este profesional sanitario, habría que poner un cero más a la derecha de las agresiones denunciadas, especialmente cuando se trata de insultos y amenazas contra doctoras. Pese a ello, sin embargo, José Alberto Becerra celebró que cada vez haya más concienciación social sobre el problema y que cada día haya más médicos dispuestos a denunciar.
Como testimonio, el médico valenciano Francisco Davesa refirió su caso. Días después de haber atendido a un paciente en urgencias en el Hospital General de Valencia, observó como el 23 febrero de 2015 se detenía a su lado una moto de gran cilindrada. De ella se bajaron dos individuos que le propinaron golpes con un casco, puñetazos y patadas hasta derribarle y causarle hemorragias. Como médico residente de tercer curso tuvo que sumar a la agresión física la ignominia de los responsables de su propio hospital, quienes sólo le recetaron más “inteligencia emocional” con sus pacientes.
Por su lado, el médico sevillano Abel Saldarreaga sufrió un ataque en su trabajo de la ciudad de Cádiz, con impactos en cabeza y vientre. Finalmente, y para no mandar al agresor a la cárcel, desenlace que habría tenido lugar, ya que el agresor era reincidente, su bonhomía lo impidió.
Fuente: Acta Sanitaria