Los decanos ven un resquicio para paliar el déficit de profesores.
La Conferencia de Decanos pide que se potencie el contratado doctor vinculado, una figura equivalente al profesor titular, pero cuya acreditación es más rápida, y serviría para paliar el déficit docente. Sólo Andalucía la reconoce en un decreto específico
La voz de alarma que la Conferencia de Decanos de las Facultades de Medicina lleva años levantando sobre el déficit de profesores se ha convertido en los últimos meses en un grito casi desesperado:»La falta de docentes es generalizada, pero la carencia de clínicos ya es desesperante; hay facultades que no tienen ni un solo profesor permanente vinculado para impartir asignaturas clínicas, pero tampoco básicas«, advierte Pablo Lara, decano de la Facultad de Medicina de Málaga y vicepresidente de la Conferencia de Decanos.
La figura del «permanente vinculado», contemplada ya en la Ley General de Sanidad de 1986, es la vía que permite que un clínico vincule su plaza asistencial con una docente e imparta clases en la universidad. El problema es que los permanentes vinculados (catedráticos y titulares) son casi una rara avis: las limitaciones presupuestarias, la tasa de reposición y, sobre todo, los estrictos criterios de acreditación fijados por Educación para acceder a un puesto de catedrático o titular hacen que falten clínicos en todas las facultades. «Además, el 55 por ciento de los que ejercen ahora se jubilarán antes de 2026 y el relevo no está garantizado«, añade Lara.
Lejos de limitarse a quejarse, los decanos han puesto sobre la mesa una solución alternativa: la figura del contratado doctor vinculado. En su última conferencia, celebrada en Oviedo, los decanos consensuaron un informe en el que piden a los ministerios de Ciencia y Sanidad, las autonomías y la Conferencia de Rectores que promocionen esta figura docente «para paliar la presente y creciente falta de profesorado permanente vinculado en las facultades de Medicina a corto y medio plazo».
De momento, sólo Andalucía reconoce esta figura académica en un decreto aprobado en 2015. Castilla y León, Murcia, Galicia y Baleares también la contemplan y convocan plazas, pero sin un desarrollo legal específico, sino como parte de los conciertos que mantienen sus respectivos servicios de salud y universidades.
Al igual que los catedráticos y titulares de universidad vinculados, el contratado doctor con vinculación clínica compagina asistencia y docencia, tiene el doctorado y la obligada acreditación docente, y mantiene con la universidad un contrato indefinido y con dedicación a tiempo completo. De hecho, sus funciones, distribución horaria y retribuciones (alrededor de 32.000 euros al año) son similares a las de un profesor titular, con la salvedad de que no son funcionarios, sino contratados laborales.
La enorme ventaja de estas plazas es que los criterios que fija la Agencia Nacional de Calidad y Evaluación (Aneca) para acceder a ellas son sensiblemente inferiores a los que exige para ser titular o catedrático y, por tanto, la acreditación es mucho más rápida. «Es verdad que el procedimiento es más rápido que para una plaza vinculada tradicional, pero todavía es más lento que para optar a un puesto de contratado doctor sin vinculación [para titulaciones ajenas a Ciencias de la Salud], porque los requisitos investigadores y docentes que se piden son difíciles de reunir para un clínico», afirma Francisco Gracia Navarro, director de Evaluación y Acreditación de la Agencia Andaluza del Conocimiento (AAC), la única agencia autonómica que ha desarrollado un procedimiento propio de acreditación para esta figura, al margen de la Aneca.
Desde 2015, Andalucía ha otorgado la acreditación de contratado doctor a 98 aspirantes, «es decir, una media de entre 20 y 30 al año, lo que da idea del interés de los médicos por esta figura docente», según Gracia Navarro.
Según el informe de los decanos, un handicap clave de este puesto docente es el hecho de que, al ser laboral, es incompatible con el mantenimiento de una plaza estatutaria en el servicio de salud, lo que obliga al aspirante a pedir una excedencia (en teoría, sin tiempo limitado) para pasar a ser interino en el servicio de salud e indefinido en la universidad.
Es el caso de María Luisa Sánchez Ferrer, que renunció a la plaza estatutaria que ocupaba desde 2008 en el Hospital de la Arrixaca, de Murcia, para optar al puesto de contratada doctora vinculada que ocupa en el Departamento de Obstetricia y Ginecología de la facultad murciana. «Fue una decisión dura y no siempre bien entendida, pero mi vocación docente estaba clara desde la residencia, cuando empecé a hacer la tesis». Seis años después, mantiene intacta esa vocación, pero admite que está «muy desencantada con las trabas existentes para compaginar ambos puestos y, sobre todo, con los casi insalvables obstáculos que la Aneca pone a los clínicos para dar el salto y poder acreditarse para una plaza de titular o catedrático».
Más gratificante es la experiencia de Francisco Manuel González, que compagina su plaza de psiquiatra en el Hospital de Jaén con la docencia en la Facultad de Cádiz. De entrada, al ser interino en el Servicio Andaluz de Salud (SAS), él no tuvo que renunciar a una plaza estatutaria; además, cree que el hecho de que Andalucía sea pionera en el desarrollo de esta figura facilita la organización laboral y, por tanto, la compatibilización de docencia y asistencia. «Está muy pautado: el 66 por ciento de mi jornada laboral la dedico al SAS y el 33 por ciento a la universidad. Además, mi nómina asistencial no se imputa al hospital, sino a los servicios centrales del SAS, de forma que el hospital ha podido contratar a otra psiquiatra y yo puedo compaginar ambas labores con libertad y sin cortapisas», concluye González.
Fuente: Diario Médico