El SAS se queda sin médicos/as mientras incorpora las primeras especialidades enfermeras: ¿Los primeros pasos de una reforma sanitaria encubierta?
El SAS tiene que explicar a la población cuáles son sus planes para el futuro del sistema sanitario público. ¿Realmente vamos hacia una Atención Primaria sin médicos? ¿Cuáles serán los nuevos roles de los profesionales sanitarios en el modelo que pretende implantar?
Las listas de espera aumentan y cada día es más difícil obtener cita con el médico. Las plantillas médicas decrecen en Atención Primaria y Hospitalaria. Mientras tanto, el SAS comienza a incorporar a su plantilla a las enfermeras especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria (EFyC).
El pasado 3 de octubre, la Mesa Sectorial aprobó el procedimiento que permitirá incorporar a las/os primeras/os enfermeras/os especialistas en EFyC. A ellas/os irán destinadas 411 plazas de nueva creación. En los últimos años, la plantilla de enfermería ha aumentado en miles de plazas, un incremento muy superior al del resto de categorías.
El SAS reserva un papel destacado a esta nueva especialidad enfermera. En el documento que detalla sus funciones, se incluye “realizar técnicas diagnósticas y terapéuticas”, “usar e indicar el uso de fármacos”, “integrar e indicar otras medidas terapéuticas no farmacológicas”, realizar la “coordinación o derivación a otros profesionales, especialistas o niveles de atención”, “gestionar, liderar y desarrollar la atención familiar”, etc. Incluso le atribuye competencias propias del Cuerpo Superior Facultativo de IISS (farmacéuticos y veterinarios) en materia de Salud Pública.
El documento al que hacemos mención lo reconoce, de hecho, sin ambages: Nos encontramos ante una “reorganización de los Equipos de Atención Primaria y los roles de cada perfil profesional”. Pero ¿en qué consiste exactamente esta reorganización? ¿Cuáles serán los nuevos roles de los profesionales sanitarios?
La Administración sanitaria guarda el más absoluto silencio al respecto. Ni la población ni los profesionales sanitarios hemos sido informados de sus intenciones. No obstante, destacados representantes de la Enfermería llevan años explicando sus objetivos. En 2023, el medio Diario Enfermero afirmaba que el Colegio General de Enfermería “defiende una AP liderada por enfermeras especialistas”. El mismo artículo señala: “Estos días se hace referencia al modelo británico, con determinados centros sanitarios atendidos exclusivamente por enfermeras”. Al menos los representantes de la Enfermería sí hablan claro.
Algunos de ellos han declarado que “los enfoques tradicionales de atención sanitaria están obsoletos”, han solicitado “la modificación de la Ley del Medicamento para que las enfermeras puedan prescribir igual que otras profesiones” y han sostenido, en referencia a la Profesión Médica, que “quizá echa de menos un pasado en el que la estructura sanitaria era otra” y “un prestigio social que quieren seguir monopolizando”. Cristalino.
La Medicina de Atención Primaria parece ser solo el principio. Recientemente, el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña ha publicado un Acuerdo del Consejo de Colegio de Enfermeras y Enfermeros de Cataluña en el que se establecen “directrices relativas al ejercicio profesional de las enfermeras y enfermeros en el ámbito de la sedación”. Al respecto, la Sociedad Española de Anestesiología y Reanimación (SEDAR) ha alertado sobre los riesgos para la seguridad de los pacientes y la Organización Médica Colegial ha anunciado que lo recurrirá en los tribunales. El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) también recurrirá la guía que permite a la Enfermería autorizar la dispensación de antibióticos para tratar infecciones urinarias. Como se ve, el conflicto de competencias va en aumento.
En la Mesa Sectorial del 3 de octubre que aprobó el procedimiento para incorporar a la nueva especialidad enfermera, solo el SMA votó en contra. Aunque respetamos profundamente a los profesionales de la Enfermería, que desempeñan un papel esencial dentro del sistema sanitario público, no podemos apoyar una “reorganización de los Equipos de Atención Primaria y los roles de cada perfil profesional” sin conocer previamente en qué consiste y qué papel le reserva el nuevo modelo a los profesionales de la Medicina.
El SAS tiene que explicar a la población cuáles son sus planes para el futuro del sistema sanitario público. ¿Realmente vamos hacia una Atención Primaria sin médicos? ¿Cuáles serán los nuevos roles de los profesionales sanitarios en el modelo que pretende implantar?
La actuación de nuestros gestores sanitarios contradice sus declaraciones en defensa de la sanidad pública. Mientras invierte cientos de millones de euros en incrementar las plantillas de otros profesionales, el SAS se niega a acabar con la discriminación retributiva y la precariedad laboral de los médicos de Atención Primaria. La Junta parece incapaz de controlar las listas de espera; los hospitales alejados de las grandes ciudades se quedan sin médicos y la actividad asistencial de tarde disminuye o desaparece en todos sus hospitales. Andalucía, de hecho, sigue estando a la cola del gasto sanitario por habitante en España.
Las personas enfermas quieren ser atendidas por un médico. Si no lo encuentran en el sistema público, cada vez más lo buscarán en los seguros privados. Pronto, más de la mitad de la población dispondrá de uno de ellos. ¿Quién querrá entonces financiar con sus impuestos la sanidad pública?
Nuestros representantes políticos tienen que explicar a la población sus planes para el futuro del sistema sanitario público, y no deberían olvidar que los profesionales de la Medicina somos imprescindibles para su funcionamiento. Sin médicos no hay sanidad.
Comité Ejecutivo SMA