Esto supone en la práctica que cualquier traslado, acoplamiento, nombramiento, reubicación, etc. que haya sido realizado con anterioridad a la resolución de 21 de Noviembre de 2014 (resolución por la que se crea legalmente el Complejo Hospitalario Universitario de Huelva) ha de considerarse anulado y sus efectos revertidos a la situación anterior.

Sabemos que el SAS recurrirá la sentencia para demorar todo el tiempo posible el proceso, que mientras tanto, nada cambiará. Confiamos (casi podríamos decir que estamos seguros)  en que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía confirmará el fallo del JCA nº 3 de Huelva. Estamos convencidos también de que una vez que el TSJA se pronuncie, el SAS no cumplirá la sentencia y hará falta mucha insistencia por parte nuestra, pasarán meses, hasta que el Juez ordene la ejecución de sentencia. Y creemos también que para entonces, el SAS habrá inventado una triquiñuela legal o se habrá apresurado a publicar alguna resolución o habrá recurrido a instancias superiores para que promulguen algún decreto urgente que les permita no deshacer nada de lo hecho.

Esta es la forma de actuar de esta Consejería de Salud, la forma a que nos tiene acostumbrados. Una y otra vez la Justicia ha de recordarles que ellos no están por encima de la Ley, que las normas legales están para cumplirlas y que este no es su cortijo, que no tienen patente de corso. 

Mal camino llevamos con una Administración que no solo no es capaz de presentar un documento serio que avale su proyecto sino que tampoco es capaz de respetar la normativa vigente. 

Estamos en un estado de derecho aunque a algunos les pese, en un sistema democrático que debe sustentarse en la participación y el respeto, que debe velar por el bien común y dejar atrás intereses espurios o partidistas y desde esta organización vamos a seguir luchando para que esto sea así, nos cueste lo que nos cueste.

Ojalá consigamos frenar este desaguisado o al menos hagamos reflexionar a quienes tienen la responsabilidad de gestionar la Sanidad Pública andaluza. De momento, lo único que tenemos son más ejemplos de intransigencia y de empecinamiento irracional. 

En Granada, en Málaga (Andalucía en general) y recientemente en Sevilla se sigue usando el “ordeno y mando” como único argumento. A lo mejor es que no tienen otros.