Ocho argumentos que dan alas a una marea blanca en Cádiz.
Recorrido por las carencias y necesidades de la provincia que hacen que la marea blanca gaditana tenga sentido. Desde la falta de personal a las carencias en infraestructuras y la excesiva dependencia de clínicas privadas.
1. Clamorosas carencias en infraestructuras
Cádiz ha tardado en contagiarse de la oleada de mareas que, como un clamor, se han organizado en Andalucía. Los cambios organizativos, los recortes evidentes y el deterioro de la sanidad pública han tenido una contestación masiva en la calle. No es que la situación gaditana sea mejor que otras, es que se arrastran carencias desde hace más tiempo. Un ejemplo evidente de ello son las insuficientes infraestructuras que obligan a firmar contratos con cinco hospitales privados para derivar pacientes.
La tercera provincia por población y la más compleja de todas, no tiene ciudad sanitaria, sólo la promesa de un nuevo hospital regional, mucho más grande y completo, que sustituya al Puerta del Mar. Tampoco ha habido tiempo de poner en servicio proyectos anunciados hace años y ya terminados como el Hare de Vejer, el centro de salud de Los Gallos, el Hospital de la Línea y el edificio de Radioterapia de Jerez. Todos ellos finalizados o a punto de hacerlo, pero que necesitan de la dotación de personal y materiales para que puedan abrir sus puertas, junto con un rosario de trámites que sirven para explicar tal retraso.
El mayor avance en estos últimos diez años ha sido el traspaso del Hospital San Carlos de San Fernando, que ya prestaba servicio al SAS y que ha logrado ampliar la cartera con la puesta en marcha de una unidad de Urgencias, más capacidad para pacientes de Medicina Interna y próximamente un paritorio.
2. Falta de personal
La crisis ha adelgazado como nunca la plantilla del Servicio Andaluz de Salud que apenas ahora encuentra margen para ir tapando huecos. La limitación impuesta por el Gobierno central para cubrir a los profesionales que se jubilan o se ven obligados a retirarse ha dejado muy tocado al personal de los centros sanitarios que va envejeciendo sin que las nuevas remesas se hayan incorporado todavía. En estos cinco años la renovación se ha reducido a contratos en precario. Los recortes han afectado a la calidad del servicio, con permanentes cambios de especialistas y el retraso de cirugías y pruebas diagnósticas. Y ahí están las estadísticas que le ponen números al problema.
Desde 2011 hospitales y centros de salud de la provincia de Cádiz han perdido alrededor de 700 efectivos, según el Boletín del Personal al Servicio de las Administraciones Públicas, que depende del Ministerio de Hacienda. El número total alcanza hoy los 12.739, un 6% menos que hace cinco años.
Las esperanzas están puestas en el compromiso de dar estabilidad a buena parte de los eventuales y en la oferta pública de empleo que, ya de entrada, se queda demasiada pequeña para cubrir las carencias.
3. Excesiva privatización
El pulso que el grupo sanitario José Manuel Pascual aún mantiene con la Junta de Andalucía es muestra de la excesiva dependencia de lo privado. Los conciertos son habituales en toda la región, pero en ningún territorio tienen tanto peso como en Cádiz. Esta es la única provincia en la que es necesario conveniar servicios de Urgencia. Y no sólo en uno, sino en tres zonas diferentes.
El duro enfrentamiento entre ambas partes puso el foco en la situación que viven El Puerto, la Sierra y la Costa Noroeste donde se llegó a decir que se buscan terrenos para construir futuros hospitales. Sin embargo, el delegado de Salud de la Junta, Manuel Herrera, ha reconocido recientemente que no hay partidas para ello en los Presupuestos de 2017 ni están contempladas para los próximos.
Los centros concertados de la provincia recibieron en 2015 a un total de 174.086 pacientes y asumen en torno a 39.000 cirugías (un 40% de las que hace el SAS), según la última actualización de la Memoria de la Consejería de Salud. También han atendido 150.902 urgencias, que representan un 28% de las que hace la pública.
4. Precariedad laboral
Los recortes para reducir el déficit han traído igualmente una mayor precariedad en el empleo que genera la sanidad gaditana. Si bien los contratos por días y la excesiva temporalidad eran una tónica habitual del sistema público, se vinieron a agravar con jornadas al 75%. Esa tendencia se mantuvo durante cuatro largos años, hasta que el pasado se ampliaron a horario completo. No obstante, las condiciones continúan sin ser buena y la mejor prueba de ellos es la dificultad que tienen las direcciones para cubrir vacantes durante las vacaciones.
El compromiso de dar estabilidad a gran parte de estos trabajadores y la vuelta a las 35 horas empiezan a enmendar la situación, pero no son la solución definitiva. La carencia de profesionales obliga a forzar la maquinaria y que cada vez menos compañeros tengan que asumir la misma carga de trabajo. Esa ha sido una reivindicación histórica de las secciones sindicales de los centros que exigen una mayor apuesta por los recursos humanos.
5. Crecen las listas de espera
Las listas de espera para una operación o para pruebas diagnósticas siempre han estado envueltas en un ambiente de sospecha. La Consejería de Salud publica, cada vez con mayor retraso, los tiempos medios de aquellas patologías que tienen un decreto de garantía, pero no ofrece demasiada información sobre el resto.
Desde 2011, el año previo a los recortes, el volumen de pacientes que están pendientes de una operación ha crecido un 18,5% en la provincia de Cádiz, según la última actualización. Y a pesar de la espectacular subida, hay motivo para ser optimista, pues se sitúa por debajo de la media andaluza.
Los centros gaditanos mantenían en junio de 2016 a la espera de ser intervenidos quirúrgicamente a un total de 9.589 personas, son 1.782 más que hace cinco años, como muestra el balance que el SAS tiene publicado en su página web. Ese es el resultado de un lustro de sustituciones congeladas, jornadas laborales al 75% y una contención del déficit impuesta por el Gobierno central que ha sido asumida por las comunidades autónomas. No ha sido hasta el año pasado cuando se han podido reponer las vacantes por jubilación o incapacidades permanentes y los profesionales han vuelto a sus contratos a jornada completa. Pero ni mucho menos al nivel de aquel 2011.
6. Cierre de recursos
El cierre de camas y quirófanos es otra de las prácticas habituales durante temporadas de vacaciones o descanso. Los hospitales prescinden de controles completos de enfermería durante el verano y la Navidad. Este último han sido nada menos que medio millar en los cinco centros públicos de la provincia y se ha vuelto a repetir una situación parecida durante las pasadas fiestas.
Igualmente se recurre a un recorte del horario de los centros de salud que no prestan servicio por la tarde a excepción de las urgencias durante los dos meses de verano. La controvertida medida ha generado siempre rechazo entre las organizaciones sindicales que lo han convertido en una denuncia recurrente. Sin embargo no parece haber tenido efecto a juzgar por el abuso que se realiza.
7. Retrasos en atención primaria
La atención primaria, que es la primera puerta de los ciudadanos a la sanidad pública, es otro de los pilares que se ha visto afectado por los recortes. Todos aquellos planes para reforzar la prevención y el seguimiento se han debilitado por la falta de profesionales, que terminan acumulando cupos de pacientes para cubrir las vacantes.
Ese tipo de medidas tampoco es una novedad, pero sí se ha hecho un mayor abuso en estos últimos años.
8. Investigación en vía muerta
La Universidad de Cádiz y los hospitales gaditanos no estuvieron siempre a la cola de la investigación biomédica. Hubo un momento en el que se crearon grupos competentes de expertos que despuntaron, se logró financiación y había colaboración institucional para sacar adelante esa labor que mejora la calidad de vida de enfermos crónicos.
Aquellos equipos lograron mantener el pulso hasta que la situación económica y los recortes dejaron de lado el esfuerzo de especialistas altamente cualificados. Hoy muchos de esos proyectos se encuentran totalmente paralizados y sus responsables prestan servicio en otros hospitales y universidades. Esa situación la llegaron a denunciar profesionales de reconocida trayectoria del Hospital Puerta del Mar que estuvieron al frente de esos grupos de investigación.
En aquel momento criticaron el desigual reparto de fondos en los que Cádiz quedó prácticamente excluida. Ahora se vuelve a rescatar el proyecto de un centro de Investigación Biomédica que verá la luz los próximos años. Sin embargo, eso no garantiza la vuelta de los investigadores. Aquellos profesionales calcularon que alrededor de una veintena de expertos dedicados a la Biomedicina abandonaron la provincia en busca de otros proyectos que sí siguieran adelante.
Fuente: La Voz Digital