Andalucía líder en recortes en Sanidad.
¡Que pena estar los primeros en aspectos tan importantes! Presentado la semana pasada, un extenso, pormenorizado y demoledor informe sobre la gestión en sanidad de la Junta de Andalucía.
En el estudio realizado por Comisiones Obreras, se extraen varias conclusiones que no dejan lugar a la duda y nos ponen en el vagón de cola de la sanidad española.
La política de reducción del gasto sanitario, llevado a cabo por la Junta, alcanza los 1.400 millones de euros desde 2010, lo que representa un descenso del 13,9 %, frente al 9 % de media en el conjunto del Estado. La partida sanitaria dentro del presupuesto andaluz supone un 33 %, lo que sitúa a Andalucía en el séptimo lugar del ranking entre comunidades autónomas, por detrás de Canarias, Asturias, Castilla León, Murcia, Madrid y Aragón. También en gastos de personal -el capítulo 1 representa el 42,7 % del presupuesto sanitario – Andalucía ocupa uno de los puestos más bajos del país.
Esta reducción del gasto se traduce en la pérdida de 7.265 puestos de trabajo en el Servicio Andaluz de Salud (SAS), especialmente en las provincias de Málaga y Sevilla, lo que supone un 7,5 % de reducción respecto al año 2009, pasando de una plantilla de promedio anual de 97.214 trabajadores en ese año a 89.949 en 2015, lo que sitúa a Andalucía por encima de la media estatal, que se encuentra en algo más del 4% de pérdida.
El índice de temporalidad en el SAS se sitúa en el 32,36%, muy alejado del 10% deseable, lo que afecta a 28.601 profesionales interinos, sustitutos y eventuales de su plantilla. De los facultativos, el 38,21% que ejercen en el Servicio Andaluz de Salud (7.502 de un total de 19.362) son temporales (eventuales, interinos y sustitutos). El porcentaje de temporalidad entre los médicos es 6 puntos más elevado que la media registrada entre todos los profesionales del SAS (32,36%) y sólo les superan en inestabilidad laboral los celadores (el 41,4 % son temporales). El dato referente a los facultativos es, además, sensiblemente más alto que el 30 % ciento que declaraba a Diario Médico la directora de Profesionales del SAS.
El informe refleja que Andalucía ha aplicado durísimos recortes a su plantilla sanitaria que son inéditos en otras comunidades, como los contratos con una reducción salarial del 25% para su personal eventual y que aunque la presidenta de la Junta se comprometió a suprimir estas contrataciones para que todos trabajaran la jornada completa, lo cierto es, que de los más de 13.000 empleados del SAS que sufrieron estos ajustes, aún quedan 3.100 profesionales sanitarios (un tercio de ellos médicos) con contratos a tiempo parcial del 75 % de la jornada, un dato que también está por encima de los 2.000 que, según el SAS, quedarían todavía con esta modalidad contractual.
El impacto de la OPE en curso en el SAS (correspondiente al periodo 2012-2015) sobre la reducción de la inestabilidad en el colectivo médico será muy pequeña, ya que las 666 plazas médicas de la OPE disminuirán la temporalidad entre los facultativos en menos de 4 puntos (del 38,21 % actual a un 34,8 %).
Otra partida en la que Andalucía lidera los recortes es en inversiones en infraestructuras sanitarias, que cayeron un 78,5% entre 2008 y 2015, un porcentaje que sitúa a la comunidad a la cabeza del país. El gasto sanitario por habitante, ha pasado en Andalucía en el año 2012 de 1.174 euros por habitante, por encima de Cataluña (1.128) y Madrid (1.104), a menos de 1.000 euros en 2013 (999,18), superando solamente el gasto por habitante de la Comunidad Valenciana.
En relación a las listas de espera, la demora media en las listas de espera quirúrgicas en atención especializada ha pasado de 44 días en 2010 a 50 en 2014, en línea similar al incremento medio en el conjunto del Estado, mientras que en los medios diagnósticos, la demora media de 2011 de 18 días es la misma que en 2014 y en las consultas externas ha pasado de 40 días en 2012 a 42 en 2014, con un repunte en 2013 a 45 días.
De todo el informe, se deduce que los recortes acumulados a lo largo de estos años están teniendo secuelas severas en el sector, apreciándose fundamentalmente, en la importante reducción del número de camas en activo, en el aumento de las listas de espera, en las inversiones en infraestructura y en la gran destrucción de empleo, provocando además, una caída en la satisfacción de los usuarios respecto al servicio sanitario público.
Fuente: Informe Sanitario, ABC, Diaro de Sevilla, El Correo, El Mundo, Diario Médico