Cuando ejercer la medicina se convierte en profesión de alto riesgo.
La crispación en servicios de salud como el andaluz ha llevado a que las agresiones a sanitarios se incrementen cada año.
Impotencia, miedo, tristeza… Son algunos de los sentimientos que los profesionales sanitarios tienen cuando ven que el número de agresiones al colectivo no cesa cada año. Pese a que existen protocolos y autoridades competentes, como el interlocutor policial sanitario, frenar los episodios de violencia está siendo una cuestión difícil.
La mayoría de las comunidades autónomas disponen de medidas específicas para actuar ante las agresiones como el protocolo de la Región de Murcia aprobado en 2010, el de Andalucía editado en 2015 o el impulsado por el Colegio Oficial de Médicos de Burgos este mismo año.
Según la 5ª Encuesta sobre la Situación de la Profesión Médica en España de la Organización Médico Colegial (OMC), el 65% de los médicos españoles ha sufrido alguna agresión en consulta a lo largo de su carrera profesional. En concreto, 515 médicos fueron agredidos en 2017, 80 casos más que el año anterior cuando la cifra registrada fue de 495. Así, el Observatorio Nacional de Agresiones ha registrado, desde 2010, un computo global de 3.429 casos.
Con respecto a otros sanitarios, los últimos datos emitidos por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, relativos a 2012, indican que, cada día, se producen en España unas 55 agresiones a enfermeras y enfermeros o, lo que es lo mismo, más de 20.000 al año.
ANDALUCÍA EN LA DIANA
Entre las comunidades que más episodios tuvieron está Andalucía con 122. Si se atienden a las cifras publicadas por el Servicio Andaluz de Salud (SAS) se detectaron 241 agresiones físicas a sanitarios y 690 no físicas. «Esta diferencia en los datos evidencia que no todo el personal agredido acude a su colegio médico. El número es muy preocupante«, asegura Rafael Carrasco, presidente del Sindicato Médico Andaluz (SMA).
El caso de Andalucía es de los más sangrantes, no se encuentra una explicación aunque desde el SMA indican que «los recortes sufridos en sanidad» son uno de los detonantes de esta ola de violencia.
«Uno de los grandes problemas de la agresión es que una persona agrede sobre todo cuando se frustra. La información que se da a la población no es real. Cuando escuchan hablar a los políticos piensan que están en una sanidad de cuento en la que uno va a ser atendido de cualquier cosa a cualquier hora, que tienen derecho a hacerse las pruebas necesarias, que su médico les va a atender con tranquilidad… Luego llegan al sistema sanitario y se encuentra con que no tiene más de dos o tres minutos para atenderles. Que se hayan llevado tres días esperando por una cita o que su facultativo no les derive al especialista porque le tienen controladas las derivaciones… Los pacientes piensan que la culpa es del profesional porque la información institucional que recibe es que esta sanidad es magnífica», explica Rafael Carrasco.
¿HAY MEDIDAS?
El presidente del SMA exige que se pongan medios preventivos como vigilancia o seguridad en los casos necesarios y protocolos que den facilidades a los sanitarios para denunciar. En este último punto, indica que «es necesario agilizar los procesos para solicitar una baja por accidente laboral o para cambiarse de centro», además de solicitar que se llevan a cabo cursos de formación para los profesionales del sector en esta materia y se habiliten puntos de información.
Pide un política «seria y global» contra las agresiones con medidas tanto preventivas y de seguridad como educativas y de acompañamiento una vez se produce el suceso.
Fuente: ConSalud