«Denunciar a los médicos como línea de negocio es una realidad».
Las acciones judiciales contra los médicos han ido aumentando a lo largo de los últimos 30 años y son más frecuentes cuando la conexión con el paciente se rompe.
«En las últimas décadas han crecido las demandas a médicos». |
Gregorio Palacios, internista del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, señala que «se sabe que poner una denuncia a un profesional médico genera resultados económicos, y se puede ver el demandar a los médicos como una línea de negocio, potenciado por los propios abogados que se dedican a estos litigios».
En los años 80, el número de demandas a médicos era prácticamente nulo. «Se contabilizan solo 30 sentencias judiciales en una década«, explica Palacios, que ha participado en una mesa sobre cómo evitar demandas médicas durante el XXXIX Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
«La actitud de los abogados sobre esta cuestión no existía, y ahora sí». El especialista comenta que no hay bufetes de abogados especializados en demandar a los profesionales sanitarios, «pero casi todos tienen una persona que maneja bien este tema, forma parte de su cartera de servicios«.
Al respecto, señala que «aunque no es una práctica habitual, se dan casos de abogados que acuden a los hospitales a preguntar a los pacientes si están contentos con la actitud del médico», apunta.
Dos formas de evitar las demandas contra médicos
Para prevenir una demanda «existen dos formas fundamentales». Una es extremar el buen hacer médico para evitar los errores, con un cumplimiento estricto de los protocolos y guías de práctica clínica. En este sentido, indica que el profesional con más experiencia puede acabar descuidando todos los pasos, dejando resquicios a la acción judicial.
En esta vía de prevención, el principal instrumento es el historial clínico. «Es un arma que los jueces van a utilizar para saber si hemos hecho bien o mal las cosas», advierte el internista.
La otra vía de evitar futuras demandas, y la mejor para Palacio, es la ética: «Una buena comunicación con el enfermo, una buena relación médico-paciente, y una buena utilización de los consentimientos informados».
Y añade: «Se trata de establecer una relación de confianza con el enfermo. Es difícil que él o su familia te vaya a demandar si tienes una buena relación con ellos, aunque hayas hecho mal las cosas».
Existen estudios que demuestran el poder de esta relación para evitar que se emprendan acciones contra el médico.
Tan importante es la comunicación que «la principal causa para decidirse a demandar a un médico es la sensación de que éste no ha conectado contigo, y que por tanto no los ha tratado correctamente«.
La buena fe y la humanidad del médico son fundamentales. La toma de decisiones conjuntas, «una manera de manifestar que respetamos la autonomía del enfermo después de haberle informado bien», es un pilar para no destruir la confianza del paciente y de su familia y evitar males mayores.
Fuente: Redacción Médica