El SAS derrocha cientos de millones de euros y se queda sin dinero para contratar médicos
El principal problema del SAS es la falta de médicos, pero somos los únicos para los que no hay ni un euro. Este disparate solo puede deberse a incompetencia o a algo aún peor: prejuicios profesionales contra los médicos.
El despilfarro de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, que llevamos meses denunciando, ha provocado que el SAS se encuentre en estos momentos en una situación insostenible.
La prensa denunciaba recientemente que “el presupuesto de Salud apenas cubre los compromisos salariales”. Según esta información, la Junta “ha tenido que ampliar en 200 millones de euros el gasto presupuestado de personal para 2023”. Pero ¿a dónde ha ido el parar el mayor presupuesto para sanidad de la historia de Andalucía?
Los comunicados de la Consejería de Salud anunciando incrementos de plantilla han sido frecuentes en los últimos años. Así, el pasado mes de octubre, el SAS publicaba que la plantilla de celadores se ha incrementado en más de un 25% desde 2018. En el comunicado, la consejera declara que el trabajo de los celadores en los centros sanitarios es “fundamental”.
El mayor incremento de plantilla se ha producido en enfermería. En enero de 2022, la Junta publicaba la siguiente información: “La plantilla de Enfermería ha crecido en Andalucía en más de 7.500 profesionales, de media anual, en los últimos tres años, de los cuales más de 1.100 son estructurales”. Este personal también ha visto incrementadas sus retribuciones. Según declaraciones de la actual consejera, las enfermeras andaluzas “han pasado de ser las terceras peor pagadas de España las terceras mejor pagadas”.
La Junta también ha hecho un “gran esfuerzo” para consolidar los “contratos covid”. El propio presidente de la Junta anunció en sede parlamentaria su intención de “consolidar 12.000 puestos de trabajo dentro de Servicio Andaluz de Salud (SAS), fruto de contrataciones realizadas durante la pandemia del coronavirus”. Solo una ínfima parte de estos 12.000 contratos corresponden a facultativos.
Pero ¿se ha olvidado la Junta de los médicos? ¿Por qué somos los únicos que no aparecemos en estas felices proclamas? La respuesta nos la da la consejera de Salud, Catalina García: “No podemos contratar médicos porque no hay médicos en la bolsa”. La respuesta es simple, pero falsa. Lo cierto es que sí hay médicos dispuestos a trabajar en la sanidad pública, pero el SAS no puede contratarlos porque se ha gastado el dinero en otras categorías a cambio de paz social o en programas fallidos como la consulta de acogida.
El pasado mes de octubre denunciábamos que el SAS está cerrando quirófanos por falta de médicos, a pesar de que existen facultativos a los que contratar. En esas mismas fechas, los servicios centrales del SAS denegaban contratos a médicos para cubrir plazas de Pediatría en Cádiz. En estos momentos, La Atención Primaria de Córdoba vive un conflicto provocado por una reestructuración economicista de las plantillas de médicos que ha llevado al Sindicato Médico de Córdoba a denunciar al SAS ante la Justicia. Los mismos directivos del SAS reconocen en privado que no pueden contratar médicos “por estar los presupuestos agotados”. La sobrecarga en Atención Primaria está alcanzando niveles asfixiantes, con médicos que tienen asignadas más de 2000 tarjetas, cuando el compromiso del SAS es limitarlas a un máximo de 1.300. En Atención Hospitalaria, se cierran quirófanos y consultas mientras se destinan cientos de millones de euros a conciertos con la privada.
El SAS ha llenado los centros de salud de personal de enfermería en tal número que ni siquiera tiene tarea para todos ellos, y ha consolidado contratos realizados durante la pandemia a pesar de que en estos momentos, salvo en el caso de los médicos, ya no son necesarios. Mientras tanto, nuestro sueldo sigue por debajo de la media nacional y se cierran quirófanos y consultas porque no hay dinero para contratar médicos.
El principal problema del SAS es la falta de médicos, pero somos los únicos para los que no hay ni un euro. Este disparate solo puede deberse a incompetencia o a algo aún peor: prejuicios profesionales contra los médicos. Hace años, un dirigente político declaró que no descansaría hasta ver a los médicos en alpargatas. Aunque la fuente del prejuicio ha cambiado, su contenido persiste. Por desgracia, las principales víctimas de este desprecio a los médicos serán los andaluces.