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El verano empieza sin plan de sustituciones en los hospitales.

El Sindicato Médico denuncia que «entrado ya el verano conozcamos solo algunos planes de sustituciones, aunque esperamos lo peor. Lo habitual es que la cobertura no llegue al 2 por ciento».

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Acaba de empezar el verano y el Servicio Andaluz de Salud (SAS) todavía no ha trasladado a las plantillas la planificación de los recursos humanos y asistenciales para un periodo especialmente complicado en los hospitales, dada la escasa cobertura de las vacaciones de los profesionales, el cierre de camas y la disminución de la actividad quirúrgica y de las consultas. El Sindicato Médico Andaluz (SMA) mostró ayer a LA RAZÓN su «indignación» por esta «falta de comunicación» con la Administración sanitaria, máxime cuando el año pasado, a estas alturas de mes, «se apresuró a dar a conocer los detalles del plan de verano», tal y como aseguró Rafael Carrasco, vocal de hospitales de la central sindical.

A la espera de que el consejero del ramo, Aquilino Alonso, informe sobre el asunto, tan sólo algunos hospitales han cerrado la planificación. Uno de ellos es el Valme de Sevilla que, según detalla el Sindicato Médico Andaluz, contratará en las urgencias un total de 93 jornadas en julio, otras 93 en agosto y 90 en septiembre. En definitiva, dos facultativos para tres meses. En el resto de especialidades se contratarán cuatro médicos en julio, cinco en agosto y un profesional en septiembre. Todo ello, en un plantilla que ronda los 350 profesionales.

Carrasco denuncia que la tónica habitual del SAS es que la cobertura de las vacaciones de los médicos no supere el 2 por ciento, es decir, se sustituyen uno o dos facultativos por cada cien. «Somos conscientes de que, si hay 600 médicos de vacaciones, no se van a contratar a otros 600 porque presupuestariamente es imposible», sostiene Carrasco, así que los profesionales «hacemos esfuerzos y cubrimos a los compañeros». En este punto, también recuerda que el SAS, durante la época estival, reduce el número de intervenciones quirúrgicas «para ahorrar, y así no contrata a más gente».

Según la central, lo ideal es que haya una cobertura de al menos un 20 por ciento, aunque Carrasco puntualiza que en algunos servicios «es complicado coger vacaciones». «Para tener un mes de vacaciones tienes que hacer diez guardias», señala. Por ello, subraya que «se puede hacer un plan de verano más real racionalizando los recursos». «Nosotros no somos la empresa, pero sí hacemos propuestas porque sabemos las necesidades que hay. Lo que está claro es que con una cobertura del 2 por ciento no se puede dar un servicio adecuado».

Pese a esta merma en los recursos humanos, la afluencia de pacientes no disminuye en verano, sino todo lo contrario. Carrasco advierte de que en el mes de julio se produce un pico de demanda asistencial «importante» en los hospitales debido al aumento de las temperaturas, a los factores demográficos y a que «todos quieren una puesta a punto antes de irse de vacaciones». Luego el nivel baja porque disminuye la actividad quirúrgica y la gente se traslada a la costa. El caso de las urgencias es paradigmático. El cierre de los centros de salud por la tarde y la escasa sustitución de médicos provocan su saturación. «El servicio se colapsa por que incluso no hay posibilidad de pasar los pacientes a planta porque hay menos camas e incluso se cierran alas enteras».

El consejero, no obstante, aseguró recientemente en el Parlamento andaluz que la asistencia sanitaria en verano está garantizada con un plan «basado en criterios técnicos y en la experiencia de años anteriores». Sin entrar en detalles, señaló que la planificación contemplará un refuerzo de profesionales –sobre todo en zonas de mayor afluencia como las costeras o las de interior con un mayor atractivo turístico–, la reordenación de la actividad programada de tarde en los centros de las grandes capitales, la programación de sustituciones de personal, las previsiones sobre la ocupación hospitalaria y el mantenimiento de la actividad diagnóstica y quirúrgica.

En 2015, el SAS contrató en verano en torno a 1,5 millones de jornadas de trabajo, lo que supuso una inversión de 65,7 millones de euros. Los profesionales de refuerzo, por tanto, aumentaron un 10,5 por ciento en relación al año anterior. Se cerraron en torno a 3.000 camas, un 14 por ciento del total que están operativas. Sin embargo, la Administración sanitaria prefería hablar de «reservas» y que «en función de las necesidades puntuales de cada hospital se pondrían en funcionamiento de manera inmediata». El balance de la actividad asistencia fue el siguiente: 57.000 intervenciones quirúrgicas programadas, dos millones de pruebas diagnósticas, 2,5 millones de consultas externas, 18 millones de consultas de atención primaria y 2,5 millones de urgencias. Del total de éstas, 1,6 millones fueron en atención primaria y casi 900.000 en los centros hospitalarios.

Fuente: La Razón