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La atención primaria ‘arde’ en Andalucía: el problema no es la telemedicina, falta personal.

Los centros de salud se convierten en el gran quebradero de cabeza del Gobierno y Moreno matiza a Salud: asegura que «a partir del viernes quien quiera podrá ir a ver a su médico»… ¿?¿?¿?

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El Gobierno andaluz no lo sabe aún, lo niega o lo ignora, pero empieza a tener un problema importante con la sanidad pública, localizado en la atención primaria. La indignación unánime de los sindicatos en la última mesa sectorial, convocada a toda prisa el pasado viernes y donde la Consejería de Salud presentó su Plan Estratégico de Atención Primaria, es la prueba. Ha sido la última gota de un vaso que está a punto de rebosar.

Tras 18 meses sin que los andaluces puedan acudir con normalidad a los centros de salud, la propuesta de la consejería no convence a los profesionales y los ciudadanos siguen sin poder pedir una cita como antes de la pandemia. Ya se anuncian movilizaciones. Los partidos de la oposición, tarde por cierto, han cogido la bandera ante la indignación ciudadana y calientan en la banda de las protestas de la sociedad civil.

El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, intervino a última hora del martes para anunciar que el próximo viernes casi la mitad de Andalucía vivirá con restricciones cero en aforos de bares, restaurantes, recintos deportivos o culturales. No olvidó la atención primaria. Recuperará también la «total presencialidad» a partir del viernes, anunció. «Quien quiera que su médico de cabecera lo atienda en persona, su médico lo verá en persona«, dijo respondiendo a las quejas. “Quien quiera de forma telefónica lo podrá hacer”, agregó tomando el guante de su consejero de Salud, que esa misma mañana había sentenciado que “la teleasistencia ha venido para quedarse”.

El enfado de ‘las mareas’

El enfado con la gestión de la sanidad no es nuevo en Andalucía. La caída del anterior Gobierno andaluz, presidido por el PSOE, estuvo precedida de las llamadas mareas blancas, multitudinarias manifestaciones en la calle para mostrar la indignación por el deterioro de la sanidad pública. La que los socialistas llamaban “la joya de la corona” estaba hecha trizas. El PP supo canalizar bien ese descontento. Asumió la mayoría de las reivindicaciones y quejas de los profesionales. Se puso al frente del enfado y, aupado por muchas otras cosas y con este viento de cola, llegó al Gobierno. Las plantillas están mermándose, sobre todo en la atención primaria, por las jubilaciones y la falta de profesionales, que eligen irse fuera. El diagnóstico es sencillo: faltan médicos. La mayoría de las contrataciones en pandemia ha sido de personal de enfermería. 

La pandemia marcó cualquier gestión sanitaria poco más de un año después de llegar PP y Cs, con ayuda de Vox, al Gobierno. La sanidad pública dio la talla. Sus sanitarios aguantaron la presión de una crisis sin precedentes. Funcionó, con algunos problemas, la organización en los hospitales. Se cerraron los centros de salud. Se salvó con buena nota la vacunación. Se mejoraron infraestructuras hospitalarias, se inauguraron grandes hospitales, como el Militar de Sevilla, y se prometieron otros, como el ‘megahospital’ anunciado para Málaga. La gestión de la sanidad iba aparentemente bien hasta que los centros de salud han empezado a incendiar los ánimos.

Durante toda la pandemia, acudir al médico en Andalucía no ha sido posible, aunque el consejero del ramo, Jesús Aguirre (PP), insiste en que nunca ha estado totalmente suspendida la presencialidad. Al comenzar septiembre, Aguirre, a preguntas de Unidas Podemos por Andalucía, aseguró en el Parlamento que “nunca” se ha “perdido la presencialidad”. “Siempre que llamas a un centro de salud, si no hay cita y es algo importante, si es una patología, automáticamente te ven. Te ven al momento”. Lo cierto es que conseguir una cita es una odisea. Los teléfonos siempre comunican. Las aplicaciones para móviles se colapsan y dan error. Hacen falta en ocasiones días y, cuando se consigue, la cita es telefónica y con una demora habitual de entre 14 y 21 días. Hay un problema en los grandes núcleos urbanos, donde la agenda de un profesional llega a las 70 citas diarias, señalan los sindicatos, y no a los 38 pacientes diarios, como mantiene Salud.

«Una realidad paralela»

El presidente del Sindicato Médico Andaluz (SMA), Rafael Carrasco, señala que ese es el primer problema, que la Consejería de Salud tiene un diagnóstico que “no es la realidad”. “Niegan lo que es evidentísimo, muestran una realidad paralela”, asegura este profesional sanitario. Salud insistió a los sindicatos en la última reunión que la media para conseguir una cita son cinco días y que el 50% de los centros de salud ya funciona con presencialidad. “Retuercen los datos para que digan lo que ellos quieren”, advierte Carrasco. “Está claro que en Arroyos Molinos de León [un municipio de Huelva que no llega a 1.000 habitantes] nunca ha habido un problema”. “Allí los médicos conocen a sus pacientes, son vecinos, los enfermeros les cubren cuando salen a tomar el café y pasan consulta si hace falta, pero meter esos datos y otros de zonas rurales y proyectos piloto para bajar la media no sirve. Hay un problema grave en tres zonas urbanas, Sevilla, Málaga y el área metropolitana de Granada, y eso suma un porcentaje muy importante de la población andaluza”.

“El problema es que no hay citas suficientes para atender a los pacientes, ni telefónicas ni presenciales, por una cosa muy clara, no hay médicos”, agrega el responsable del Sindicato Médico de Andalucía. No es nuevo, viene de lejos y no solo depende de la Junta de Andalucía, aunque Salud no quiere, ni siquiera, partir de ese diagnóstico. La telemedicina, avisan los profesionales, está bien para atender cuestiones burocráticas, hacer recetas de enfermedades crónicas o leer una analítica, pero no puede ser la norma ni la solución, avisan.

Tampoco comparten la propuesta del plan de la Junta de que haya consultas de acogida en los centros de salud donde sea el personal de enfermería el que atienda a los pacientes en un primer triaje. “Eso solo ralentiza el problema. O bien el enfermero diagnostica o receta como un médico, que no puede por ley, o te emplaza a pedir cita con el facultativo días más tarde, lo que está ralentizando aún más. Si hay un tapón, ¿de qué sirve poner un escalón más a la entrada?”, se pregunta el presidente del Sindicato Médico Andaluz (SMA). Ese triaje ya existe en las urgencias de los hospitales, pero la diferencia, avisan, es que allí desde enfermería se valora la prioridad y el paciente se queda en la sala de espera hasta que lo atiende un profesional de la medicina. No se va a su casa.

Enfermeros diagnosticando

El anterior Gobierno socialista ya apostó por lo que llamó “la gestión compartida”, delegando tareas de los médicos en la enfermería, y los colegios profesionales ganaron en los tribunales, recuerda el SMA. Piensan volver a la vía judicial si hace falta y a las movilizaciones. “Nadie puede tener una varita mágica, el problema es complejo, pero se aplican recetas heredadas de los gobiernos socialistas que no han funcionado”, agregan. Los sindicatos coinciden en pedir más medios, más inversión, en apostar por medidas que no desincentiven a los profesionales a marcharse a otros países, otras comunidades o a la sanidad privada, hartos de temporalidad, contratos precarios y sueldos bajos.

Con PP y Cs en la Junta, se cumplió con algunos de los compromisos adquiridos, como la eliminación de la penalización a los sanitarios por trabajar en la privada, pero siguen pendientes otras promesas, como la supresión del complemento por rendimiento profesional, que vincula un volumen importante de la nómina (hasta 7.000 euros anuales) al cumplimiento de objetivos pactados, no siempre en beneficio del paciente o la calidad asistencial, recuerdan los profesionales.

Animan a llevar al Consejo Interterritorial de Salud el problema grave que existe con las plantillas sanitarias, a pensar en la cantidad de jóvenes con vocación que se quedan fuera con una nota de corte de 13,5 para estudiar Medicina, en los 1.500 que cada año, de entre unos 8.000, se quedan sin poder hacer el MIR porque no hay plazas. A medio plazo, proponen recetas como mejorar las nóminas, y a corto plazo, simplemente permitir que el profesional que quiera añada a su jornada una tarde remunerada, lo que permitiría incrementar la asistencia, dice el SMA, hasta un 20% a un coste razonable. “La continuidad asistencial se implantó en los hospitales en 2006 y se dijo que se estudiaría en unos meses en la atención primaria. Han pasado 15 años”, dice Carrasco.

Andalucía ha incrementado su inversión en sanidad con la pandemia, aunque también ha recibido 3.000 millones extra del Estado con carácter finalista que los sindicatos no ven exactamente dónde se han ejecutado. La inversión alcanza el 7% del PIB, pero el PIB andaluz está a la cola del país. La media de gasto por andaluz está en 1.300 euros y por español son 1.600 euros. “Sobre todo es que nadie se sienta y piensa qué modelo de sanidad queremos a 10 años vista y qué se necesita para poder conseguirlo”, avisa el presidente del Sindicato Médico Andaluz. La asistencia tiene que volver a la prepandemia, pero las batas blancas vuelven a un nivel de indignación similar al que había en 2018 y 2019.

Fuente: El Confidencial