La falta de incentivos a los puestos de difícil cobertura condena a la población rural a vivir sin médico

Un problema tan complejo requiere voluntad política y una negociación rigurosa, pero el SAS sigue dándonos la espalda también en esta materia. Por nuestra parte, seguiremos reclamando medidas decididas que palíen la situación de estos centros y confiando en un cambio de actitud de la Consejería de Salud, cuya inacción en esta y otras materias nos conduce al desastre.  

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Cada vez es más difícil cubrir los puestos de médicos en los centros o consultorios más alejados de las grandes ciudades. Muchos de ellos solo cuentan con personal de enfermería. Las zonas rurales se están quedando sin médicos. El problema afecta tanto a la Atención Primaria como a la Hospitalaria. 

El problema de los denominados puestos de difícil cobertura (PDC) no es reciente. Durante décadas, el SAS ha intentado solucionarlo forzando a los médicos a cubrir estos puestos mediante diversas formas de coacción. Hasta fechas muy recientes, en las pocas oposiciones que se convocaban solo se ofertaban plazas en estos centros, en los que los profesionales quedaban atrapados durante años por falta de concursos de traslados. Incluso se bloqueaban los contratos temporales en los grandes centros para forzar la aceptación de ofertas en PDC. Hoy es habitual que los facultativos más jóvenes sean obligados a desplazarse a estos centros para reforzar las plantillas o cubrir parte de las guardias.

El fracaso de estas fórmulas ha obligado al SAS a implantar incentivos como incrementar el valor del tiempo trabajado en ellos en los baremos de las OEP, traslados y en Bolsa. También se ha incrementado la oferta de interinidades y se ha facilitado el acceso a la carrera profesional, entre otras medidas. Sin embargo, el problema sigue sin resolverse. 

Una de las razones es que el SAS insiste en negar el carácter específicamente médico del problema. Incentivar a categorías cuya cobertura no resulta problemática resta fondos al colectivo médico, que es donde está el problema. La otra razón principal es que el SAS se resiste a implantar incentivos económicos que hagan estas plazas realmente atractivas, a pesar de que llegó a existir un borrador de Acuerdo del Consejo de Gobierno en el que se planteaba un incremento retributivo del 5% para los facultativos, así como una mejora del CRP vinculada a la plaza y no a objetivos. 

La solución al problema de los PDC pasa, en primer lugar, por refinar los criterios para definir los PDC, pues los actuales fracasan al no detectar muchos de ellos. Cualquier medida debe basarse en la voluntariedad y la incentivación de los profesionales, y nunca en la coacción. Tampoco resultan aceptables medidas basadas en incrementar las funciones de la enfermería, profesionales esenciales para el sistema, pero que nunca podrán asumir las funciones del médico.

Por otra parte, a los incentivos actuales es imprescindible añadir otros de carácter económico, tanto fijos o estructurales, como otros de carácter coyuntural que permitan afrontar las situaciones de crisis.  Asimismo, es necesario incentivar la formación y el desarrollo profesional, así como la investigación y la formación. Es necesario favorecer la conciliación flexibilizando la jornada laboral y buscar fórmulas de colaboración con las Administraciones locales, que pueden facilitar el acceso a la vivienda y a los servicios municipales.

Un problema tan complejo requiere voluntad política y una negociación rigurosa, pero el SAS sigue dándonos la espalda también en esta materia. Por nuestra parte, seguiremos reclamando medidas decididas que palíen la situación de estos centros y confiando en un cambio de actitud de la Consejería de Salud, cuya inacción en esta y otras materias nos conduce al desastre.  

Comité Ejecutivo del SMA