En los artículos previos analizamos tanto el nefasto procedimiento seguido por la administración para la puesta en marcha de la «Gestión compartida» como las razones que motivaban nuestra más enérgica oposición. En esta ocasión haremos un reflexión más global sobre las consecuencias de este tipo de medidas sobre la ciudadanía

En los últimos tiempos la Administración Sanitaria andaluza parece empeñada en promover acciones que, en lugar de defender la sanidad pública y conseguir que sea competitiva y atractiva, está consiguiendo el efecto contrario. Es decir, cada vez se toman más decisiones que acaban favoreciendo el crecimiento de la sanidad privada.

Y no es que nosotros estemos en contra de la sanidad privada. A nosotros nos parece que es necesario asegurar una buena sanidad pública a la vez que se permite el desarrollo de una sanidad privada de calidad, eficiente y competitiva. 

Siempre hemos defendido que la Sanidad Pública debe ser de alta calidad y con óptimos niveles de accesibilidad y garantías. A partir de ahí, la sanidad privada se plantearía como una opción personal pero no como una necesidad para paliar las carencias de la pública.

Lo que no podemos admitir por tanto,  es que en Andalucía la sanidad pública acabe convirtiéndose en la única oportunidad de quien no tiene recursos para pagar una póliza de salud privada.

La sanidad pública solo se defiende invirtiendo en ella el suficiente porcentaje del PIB y aumentando su calidad.

La sanidad ha de apoyarse en sus profesionales más cualificados porque son ellos los que con su trabajo, esfuerzo, dedicación e investigación han conseguido situarla entre las más reputadas de nuestro entorno.

Sin embargo la realidad es otra. Existen listas de espera cada vez más grandes, las urgencias están saturadas, las camas de hospitales han de cerrarse durante largos periodos, existe una fuga de profesionales hacia otras comunidades y hacia la medicina privada por el desprecio que sienten de parte de la administración, cada vez se realizan más conciertos con empresas privadas para «externalizar servicios», seguimos a la cola de España en cuanto a número de recursos sanitarios y a profesionales contratados en relación al número de ciudadanos asegurados y estos ciudadanos han de esperar meses para acceder a una cita con el especialista o a una prueba complementaria y cuando acceden a su Médico de Familia éste no dispone mas que de 3-4 minutos para dedicarle.

Evidentemente todos estos hechos han contribuido al enorme crecimiento del número de pólizas de seguro de salud privado que se han contratado en Andalucía en los últimos años.

Pero a todo lo anterior y a la situación que ya es de por si complicada hay que añadir esta última «brillante idea» de nuestra Consejería de Salud: «la gestión compartida».

Si un ciudadano con poder adquisitivo suficiente se siente enfermo y sabe que acudiendo a un centro privado o de una compañía aseguradora lo atenderá un médico de inmediato y sin embargo, acudiendo a la sanidad pública es probable que no sea atendido por un facultativo, ¿Por qué opción optará? 

No vamos a contestar nosotros, la respuesta le corresponde a quienes tienen la capacidad de tomar decisiones y lo hacen siempre de manera autoritaria, poco fundamentada y, a veces, tendenciosa. 

Nosotros pensamos que las cosas no se están haciendo bien y nos gustaría que alguien nos contestara también a estas otras preguntas:

¿No estaremos contribuyendo a aumentar la brecha social?

¿No estaremos  permitiendo que en Andalucía la sanidad pública acabe convirtiéndose en la única oportunidad de quien no tiene recursos para pagar una póliza de salud privada?

Fuente: Comité Ejecutivo SMA