Listas de espera en el SAS ¿Un arma arrojadiza?
Hace un año, nosotros ya adelantamos que la situación de las listas de espera era insostenible. No era la primera vez que lo advertíamos. El SAS publica ahora unos datos que, desgraciadamente, vuelven a darnos la razón.
Cuando hace un año publicamos en esta misma web nuestro análisis de situación, ya advertíamos de la preocupante situación de las listas de espera en Andalucía a pesar de que la Administración se empeñara en afirmar lo contrario.
Comentábamos entonces que tanto el número de pacientes como la demora media, seguían una tendencia al alza y que las escasas medidas tomadas por el SAS no eran ni suficientes ni verdaderamente efectivas. Los datos recientemente publicados no hacen más que corroborar nuestras tesis.
Y como ya ha ocurrido también en ocasiones anteriores, la Consejería de Salud interpreta los datos en clave de éxito. Continúa diciendo que estamos mejor que en el resto de España, que los datos se han visto enturbiados por un error informático, que “de forma global, la situación es buena”.
Pero ya los distintos medios empiezan a no dar credibilidad a estas declaraciones institucionales y cada vez es más evidente que los análisis del SMA no eran catastrofistas sino realistas y que nuestras previsiones no eran simples “malos augurios no fundamentados” sino el único pronóstico sensato que podía desprenderse de un estudio serio de los datos.
No vamos a entrar en esta ocasión en la descripción de los datos. Los distintos medios de comunicación autonómicos y provinciales, ya lo han hecho con detenimiento y no aportaríamos nada relevante. Pero sí creemos necesario insistir en que estos números que se han publicado no solo son malos sino que muy probablemente ni siquiera sean el verdadero reflejo de la realidad andaluza.
Como ya dijimos entonces y reiteramos ahora, estos datos no coinciden con los que nuestros compañeros médicos y los pacientes nos comentan. Probablemente sean aún peores y estas listas hayan sido “dulcificadas” por esos mismos “manejos informáticos” que en esta ocasión invoca la administración para culpabilizarlos de errores que hacen obtener malos resultados.
En definitiva, la sanidad andaluza dista mucho de ser esa preciada “joya” que nos han hecho creer y tanto la atención primaria, objeto reciente de nuestras reivindicaciones, como la atención hospitalaria, de la que las listas de espera son un buen termómetro, se encuentran en una situación precaria y preocupante.
Pero existe una cuestión más que debe ser analizada. Al contrario de lo que algún medio ha opinado, nosotros pensamos que la demora sistemática en la publicación de los datos es una prueba del escaso nivel de interés por la transparencia de esta Consejería saliente. Recordemos que somos la comunidad que con menos frecuencia publica los listados y lo hace además con un retraso de 6 meses que hace imposible conocer la situación en tiempo real.
Hace unos días un medio de comunicación comentaba: ”El hecho de que un organismo oficial sea capaz de publicar un dato que no favorece su imagen es una prueba de madurez democrática y de responsabilidad profesional”. Nosotros nos preguntamos: ¿Es también una prueba de madurez o responsabilidad profesional, publicarlos justo cuando ya no es tuya la responsabilidad de dar soluciones?
Lo cierto es que esta Consejería deja una herencia envenenada, pasa una “patata caliente” que será muy complicada de digerir por aquellos que vengan y no pasarán muchos días para que aquellos que justificaban la situación pasen a criticarla ferozmente.
Nosotros seguiremos a lo nuestro, mantendremos nuestra crítica cuando las situaciones lo requieran y mantendremos nuestro ofrecimiento de colaboración para quien quiera considerarlo. Ojalá entre todos encontremos el camino correcto que nos permita mejorar esta sanidad tan deteriorada.
Es necesario un esfuerzo común para avanzar en este tema y ha de comenzarse con el fomento de una auténtica transparencia en los datos para que nadie se llame a engaño, para que todos seamos conscientes del estado real de la sanidad andaluza que difiere mucho del que nos han querido vender.