La Consejera de Salud reconoce la reducción de plantilla del SAS mientras el colapso de la sanidad pública se extiende a los hospitales

El presupuesto más alto de la historia del SAS ha sido derrochado en proyectos fracasados y en medidas populistas mientras el SAS se quedaba sin médicos. Ese es el legado que dejará tras de sí Catalina García.

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Ayer, 11 de junio, la consejera de Salud, Catalina García, ha reconocido que el SAS contará este verano con un 16% menos de plantilla que el verano pasado. La consejera atribuye la responsabilidad a la ministra de Sanidad por no flexibilizar las medidas de supervisión de los MIR de último año. Sin embargo, ella es la única responsable del desastre.

Ante todo, es necesario desmentir su principal estrategia de defensa: Los MIR de último año no son la solución al problema. La consejera insiste en contar con ellos para reforzar los centros más deficitarios y reprocha a la ministra que no favorezca esta posibilidad, pero con ello solo pretende eludir su responsabilidad.

Ciertamente, el papel en esta crisis del Ministerio de Sanidad y del Consejo Interterritorial, sumido en la inoperancia y la demagogia, está siendo lamentable, pero la causa principal del colapso que se avecina es la catastrófica gestión de la consejera de Salud.

El problema de este verano no es que los MIR de Medicina de Familia acaben la especialidad en septiembre. El año pasado terminaron en mayo y la mayoría rechazaron las ofertas de trabajo que les hizo el SAS. Es absurdo pensar que unas ofertas de trabajo que fueron rechazadas por médicos con la especialidad sean aceptadas por médicos residentes, en especial cuando el SAS se opone a compensarlos con ningún tipo de incentivo.

La causa de problema que viviremos este verano es que la actual consejera de Salud ha despreciado a los facultativos mientras dilapidaba cientos de millones de euros en la consulta de acogida y en consolidar los refuerzos covid de otras categorías. El presupuesto más alto de la historia del SAS ha sido derrochado en proyectos fracasados y en medidas populistas mientras el SAS se quedaba sin médicos. Ese es el legado que dejará tras de sí Catalina García.

El problema afecta al conjunto de la sanidad pública andaluza. El SAS apenas está logrando cubrir el 50% de las ofertas de verano a los especialistas de Atención Hospitalaria. Muchos servicios esenciales quedarán sin cubrir. Existen hospitales que podrían verse obligados a cerrar sus Unidades de Cuidados Intensivos. La actividad de quirófanos y consultas se verá drásticamente reducida. Las listas de espera seguirán disparándose.

Es probable que el SAS pretenda mantener en funcionamiento los servicios deficitarios desplazando forzosamente a los facultativos de otros centros, lo que solo agudizará la precariedad laboral de los médicos y su marcha del sistema público.

El SAS debe atender de una vez las legítimas demandas de los facultativos y mejorar sus retribuciones y sus condiciones laborales. Debe regular las guardias localizadas e incentivar los puestos de difícil cobertura. Debe acabar con la discriminación de las facultativas y favorecer la conciliación familiar. Debe atender a los focos de sobrecarga laboral especialmente acusada, como Atención Primaria y las Urgencias Hospitalarias. En lugar de eso, el SAS rechaza al diálogo con el Sindicato Médico y desprecia nuestras reivindicaciones. Se niega a aceptar que esta es la única forma de paliar el desastre. La responsabilidad en primera persona por este bloqueo corresponde a la consejera de Salud.

¿Qué más hace falta para que la Presidencia de la Junta actúe?

 

Comité Ejecutivo del SMA