La prevención de riesgos laborales en el SAS, o como el cumplimiento normativo se hace “arte” sin coste económico
La prevención de riesgos laborales se percibe, por parte de la administración, como una molestia que usamos los sindicatos para exigir un trato “exquisito” con los trabajadores.
En numerosas ocasiones, ante situaciones de agravio, discriminación y, nos atrevemos a decir, violación de los derechos laborales de los trabajadores del Servicio Andaluz de Salud (SAS), nuestros compañeros nos preguntan: ¿Qué hacéis los sindicatos?
Desde el Sindicato Médico Andaluz (SMA), queremos intentar resumir lo que hacemos desde nuestra organización y las dificultades con las que nos encontramos para ejercer nuestra labor.
Un Sindicato es una organización que, en última instancia, representa a los trabajadores que han depositado su confianza en nosotros, en su representación ante la patronal. En nuestro caso específico, los trabajadores son los miles de facultativos que nos apoyan en las elecciones sindicales y la “patronal” es la administración sanitaria.
En el SMA nos esforzamos diariamente en proteger a nuestros compañeros frente a las posibles irregularidades de la administración en los temas laborales: selección y bolsa, nombramientos, procesos de OPES, traslados, permisos y licencias, retribuciones, jornada laboral, tramitación de reclamaciones de diversa índole, asistencia a mesas de contratación, asistencia a tribunales… y muchos más ejemplos donde también destaca de manera especial la prevención de riesgos laborales, junto con la prevención de agresiones a trabajadores del SAS.
Es en este último tema en el que más obstáculos estamos encontrando, debido a dos cuestiones fundamentales.
Por un lado, la prevención de riesgos laborales requiere de un presupuesto específico y realista que cumpla con la normativa vigente, de obligado cumplimiento para las empresas y la administración, desde hace más de 30 años. Sin embargo, dicho presupuesto no existe y se pretende lograr lo imposible. Parafraseando el refranero popular: “Con media docena de huevos se quiere hacer una tortilla de doce”.
Por otro lado, suena muy bien y rimbombante la frase: “La cultura preventiva debe impregnar toda la organización”. Pero, en la práctica, se queda solo en palabras. La realidad diaria de nuestros centros, y del trabajo de nuestros compañeros, demuestra lo contrario. La prevención de riesgos laborales se percibe, por parte de la administración, como una molestia que usamos los sindicatos para exigir un trato “exquisito” con los trabajadores.
Estas afirmaciones se sustentan en la falta de sensibilidad, ampliamente contrastada, a la hora de valorar los riesgos a los que están expuestos nuestros compañeros en su trabajo diario. Ejemplos de ello son las facultativas embarazadas o en periodo de lactancia, quienes deben hacer una peregrinación por las unidades de prevención para ser reconocidas como trabajadoras sensibles ante el riesgo de infecciones, el estrés de las guardias (nocturnidad) o jornadas prolongadas.
Otro ejemplo son los compañeros sometidos a la sobrecarga asistencial cuando atienden consultas que superan los límites establecidos para una atención de calidad: 35 citas para el Médico de Familia y 25 para el pediatra de Atención Primaria. O a los facultativos del Hospital cuando no se les reconoce su derecho a descanso de 7 horas tras una guardia, si tienen una reducción de jornada por guardia legal. Incluso a los residentes, que cuando requieren adaptación del puesto de trabajo, ven amenazada la posibilidad de continuar su formación.
Ante estas situaciones, como organización, desde el Sindicato Médico Andaluz utilizamos todos los medios a nuestro alcance: las denuncias en prensa, denuncias en los juzgados, reclamaciones ante la propia administración, entre otras.
Pero al final, desde el SMA constatamos que ni las sentencias son respetadas. Un claro ejemplo es la más reciente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), en la que declarando nula una determinada convocatoria, concretamente la de Jefatura de una unidad de Prevención de Riesgos Laborales, la respuesta del SAS fue volver a convocarla en los mismos términos. Nos preguntamos si publican la misma convocatoria declarada nula.
¿Se podría considerar prevaricación? ¿Volvemos a denunciarlos por lo mismo? ¿La justicia puede considerar que el SAS se salta sus decisiones? No debemos caer en el juego del SAS, en materia de prevención de riesgos laborales, con su “escrupuloso cumplimiento normativo”.
“Cumplo y Miento”, podríamos decir. Publican más de 30 procedimientos en esta materia para dar una imagen de sensibilidad hacia el tema, pero a la hora de implementarlos, los condicionantes y las trabas son tan numerosos que acaban por “aburrir a las ovejas”, volviendo a los dichos populares.
No queremos terminar con un mensaje de desaliento, palabra que tenemos proscrita de nuestro vocabulario. Nuestro mensaje es de resistencia y de unión ante los atropellos denunciados. Nosotros seguiremos haciendo nuestro trabajo día a día. Y si asumimos que la unión hace la fuerza y todos empujamos en la misma dirección, conseguiremos que nos respeten y no jueguen con nuestros derechos laborales y profesionales.
En el SMA lanzamos este mensaje: exige tus derechos. Recuerda que ante cualquier duda, consulta con tu delegado de referencia.