Dignidad

«Quiero ser médico con dignidad».

Lorena trabaja en urgencias hospitalarias desde hace 17 años y ha compartido una carta en su blog criticando las condiciones de urgencias en la que explica las complicaciones y falta de recursos a las que tienen que enfrentarse cada día.

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Da lo mismo en qué hospital y comunidad autónoma trabajes. Te verás reflejado en esta carta de una compañera que pide «dignidad» en las urgencias. ¿Os suena?

“Tengo 42 años, soy médico desde hace 19 y trabajo en urgencias hospitalarias desde hace 17”. Quien se describe así es Lorena Bembibre, médica de familia en el Hospital Arquitecto Marcide de Ferrol. Hace unos días decidió compartir su experiencia como médica en su blog. “Adoro mi trabajo, me encanta curar, me gusta la gente, no me imagino dedicándome a otra cosa. Ayer fue lunes y tuve guardia. Hoy me duelen las piernas, pero sobre todo me duele el alma y por momentos creo que no voy a poder más”.

Lorena cuenta a El Confidencial que decidió escribirlo después de una “guardia terrible” con récords de asistencias. “Tenía la necesidad de compartir cuáles eran mis sentimientos después de trabajar dejándome la piel junto a mis compañeros”. La viralidad de su carta (compartida en portales como Menéame) le asombra, pero asegura que su intención “nunca fue destructiva”. “Me encantaría que todos, profesionales y usuarios, hiciésemos autocrítica y nos uniésemos para ayudar a solucionar el problema”.

A las ocho de la mañana, Lorena terminó su guardia firmando un certificado de defunción. “No estoy triste por mi última paciente; tenía 98 años y murió tranquila, acompañada por su familia. Habría sido mejor que pudiera haber muerto en su cama, pero estoy satisfecha con la atención que le dimos”, escribe. “Yo en realidad estoy triste por los casi 30 pacientes que se quedaban en urgencias pendientes de cama y por todos los que se les habrán ido añadiendo a lo largo del día de hoy”.

En su carta, Lorena relata el día a día y las preocupaciones a las que debe enfrentarse un médico de atención primaria, como las guardias infinitas o la falta de recursos, aunque asegura que no es nada nuevo. “La falta de recursos en la sanidad es algo que se padece desde hace muchos años pero que se ha intensificado con la crisis económica”, explica. “Estoy triste por todos esos pacientes que me recibieron ayer con una sonrisa y un gracias después de esperar siete horas a ser atendidos. También por todos aquellos que necesitaban una camilla y no podíamos dársela”. Aquellos que sí tenían, asegura, pasaron las siguientes 24 horas sobre 10 centímetros de espuma. “Estoy triste porque me siento como un hámster corriendo en una rueda sin fin, sin llegar nunca a un destino”.

La médica entra entonces a comentar algunos de los problemas que necesitan de atención. “Hay cosas impredecibles pero hay otras que no, y la gripe entra dentro de este último grupo. Puede llegar antes o después, pero siempre llega. Así que alguien debería haber pensado qué podíamos hacer para minimizar sus efectos”, sentencia. “Hace años que viene advirtiéndose de este problema, así que tal vez alguien debería pensar qué modelo asistencial necesitamos”.

Lorena asegura que es muy frecuente que en urgencias deban atender a pacientes con sintomatologías de meses de evolución. “Este tipo de pacientes nunca debería llegar a nosotros, pero funcionamos como el teléfono de la esperanza: cuando a uno no se le da respuesta en otro sitio, acaba en urgencias”.

Cinco minutos por paciente

“La atención primaria sigue siendo la hermana pobre”, lamenta. “Se programan agendas que son completamente inasumibles, pacientes citados cada minuto, consultas forzadas urgentes y si alguien se pone enfermo, pues el compañero hace trabajo doble”. Lorena cuenta que en atención primaria solo se dispone de cinco minutos por paciente. “Este tiempo incluye que el paciente entre en la consulta, explique lo que le pase, se desnude para que pueda explorársele, se le realice un diagnóstico y se le paute un tratamiento. Este tiempo que ya de por sí es ajustado y claramente insuficiente para atender la mayoría de consultas, se ve aún más reducido en casos de aumento de la demanda, como la epidemia de gripe que estamos viviendo en la actualidad”.

Los tiempos también se ven reducidos cuando no se cubren las bajas o ausencias de otros compañeros, según explica Lorena. En su carta también insiste en que ahora es difícil encontrar sustitutos. Por un lado, por quienes se han ido fuera de España a trabajar “en busca de mejores condiciones laborales”, y por otro, porque “alguien no calculó bien cuántos médicos se necesitarían en un futuro”.

“Alguien no ha hecho bien su trabajo”

“Alguien no ha hecho bien su trabajo, alguien a quien votamos cada cuatro años pero que solo piensa en renovar otros cuatro. Ir pasando el tiempo sin grandes escándalos y en la siguiente campaña electoral les volvemos a contar lo de las dos resonancias y a correr”, critica. “Y nosotros somos tan tontos que tragamos y nos dedicamos a gritar a la enfermera que nos está atendiendo como puede en urgencias en medio de un mar de camillas”.

Incide también en la acciones políticas tomadas respecto a esta situación. “Es poco popular electoralmente decir que se va a invertir en hospitales de enfermos crónicos y en reforzar la atención primaria. Vende muchísimo más decir que se van a comprar dos máquinas de resonancia magnética que decir que se va a dignificar la labor del médico de familia”. Lorena considera que tanto profesionales como usuarios han sido “cómplices” al aceptar la situación. “Pese a que lo venimos denunciando desde hace tiempo, no deberíamos tolerarlo”.

Al final del ‘post’, recuerda la situación en la que se encuentran. “Aceptamos sustituir al compañero enfermo sin rechistar, seguimos corriendo sin parar y llorando cuando llegamos a casa después de una guardia infernal. Como el hámster en su noria. Pero yo no quiero ser un hámster, a mí me encanta ser médico. Solo quiero poder hacerlo con dignidad”.   

Fuente: El Confidencial