Sube casi medio punto en cuatro años la nota de acceso para estudiar Medicina.
El acceso para el grado de Medicina necesitaba de media un 12,07 en 2012 y este año un 12,54. Los decanos señalan que la Selectividad sólo valora conocimientos, no aptitudes del alumno.
Conseguir una plaza para estudiar el grado de Medicina ha sido para los nuevos estudiantes un poco más difícil cada año. Según los datos recopilados por la web CasiMédicos la semana pasada (aún se podrían producir más llamamientos), este año la media nacional en las notas de acceso sería de 12,541, mientras que hace cuatro años, fue de 12,079, lo que representa 0,461 puntos más.
José Luis Álvarez-Sala, decano de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Conferencia de Decanos de Medicina, dice que «el incremento general de la nota que hay que conseguir en la Selectividad para estudiar esta carrera parece indicar que fundamentalmente ha aumentado la demanda; de ahí que el precio académico para entrar suba». Hay que tener en cuenta que este curso ha subido la nota incluso con una facultad más, la de Baleares.
Según los datos recopilados, al cierre de esta edición, las facultades de Granada, con 12,874 puntos, y de Sevilla, con 12,823, serían las que tendrían la nota de corte más alta, mientras que la Rovira i Virgili (Tarragona), con 12,208, y la de Lérida, con 12,224, las de la nota más baja.
Oferta y demanda
Estas diferencias, de 0,67 puntos, son fundamentalmente reflejo de la oferta y la demanda y no tanto de la calidad de la enseñanza, coinciden los decanos: «Normalmente, una universidad con menos plazas tendría una nota de corte más alta, pero también hay que tener en cuenta cuántas solicitudes recibe cada curso», apunta Álvarez-Sala.
Así, el decano de la facultad de la Rovira i Virgili, Antoni Castro, explica que su nota de acceso sería «de 12,31 si se hubieran admitido 110 alumnos y de 12,44 si fueran 80».
Rosa Soler, decana de Lérida, recuerda que hay otras variables, «como la situación geográfica de la universidad y las tasas».
Por ejemplo, Francisco Vaz, decano de Extremadura, destaca que en su comunidad se imparte este grado sólo en su centro, mientras que Enfermería está presente en cuatro. «Siendo Extremadura una autonomía con una baja renta por habitante, en muchos casos nuestra facultad es la única opción para acceder a la carrera, lo que determina una elevada demanda y que muchos de los futuros estudiantes tengan claro que su única posibilidad pasa por obtener una alta nota en la Selectividad».
Respecto al incremento general de la nota de corte, Indalecio Sánchez-Montesinos, decano de Granada, opina que «cuanto mejor sea la base, más fácil y mejor será la tarea formativa y los resultados y, por tanto, su repercusión en la actividad profesional», aunque considera negativas la presión, ansiedad e incertidumbre que esto crea en los jóvenes.
Castro cree que además puede vetar el acceso a potenciales alumnos «con grandes aptitudes para el ejercicio de la Medicina. Una nota de corte más modesta permitiría dar entrada a nuevos perfiles, pero si la única vía para hacerlo es ofrecer más plazas, habría que aumentar las de posgrado y los puestos de trabajo».
En ese sentido, varios decanos reconocen que la Selectividad no tiene en cuenta otros aspectos que podrían ser interesantes. «Tenemos alumnos altamente motivados, con un elevado nivel académico y con un buen rendimiento en sus estudios. Eso no significa que sean mejores o estén más capacitados para el desarrollo futuro de la profesión», explica Vaz.
Para él, hay factores relacionados con la personalidad del estudiante muy importantes, como «la empatía, la capacidad de manejo de los aspectos psicológicos ligados a la enfermedad y las habilidades de comunicación y para trabajar en equipo».
Prueba propia
Para valorar estas y otras aptitudes, podrían ponerse en marcha pruebas complementarias, «desde una entrevista personal a una prueba de inglés o de relación de conceptos», enumera Álvarez-Sala.
No obstante, los decanos también apuntan que podrían considerarse métodos más subjetivos y, por tanto, discriminatorios. Además, Soler recuerda que incorporar estas pruebas «puede ser logísticamente muy complicado» por la cantidad de solicitudes que se reciben todos los años.
Sin embargo, la posibilidad está ahí: la Ley Orgánica para la Mejora Educativa (Lomce) permite que las universidades puedan establecer mecanismos de selección adicionales a la reválida de Bachillerato. Aunque el futuro de la ley es incierto, la Conferencia de Decanos tiene previsto celebrar una asamblea próximamente y quieren «establecer las líneas generales de un posible examen de acceso común, por si finalmente se pone en marcha, para evitar diferencias de criterio», afirma Álvarez-Sala.
Fuente: Diario Médico