Las elecciones andaluzas del pasado 2 de diciembre dieron lugar a un cambio de gobierno en Andalucía. En el resultado electoral jugó un papel significativo el malestar de los profesionales y la población andaluza por el deterioro de la sanidad pública, que provocó importantes movilizaciones en los días previos a las elecciones convocadas por el Sindicato Médico y apoyadas por plataformas de ciudadanos y profesionales.

Las causas de estas movilizaciones no eran ideológicas. Solo pretendíamos forzar al gobierno andaluz a negociar, a atender nuestra demanda de más inversiones en sanidad y a corregir nuestras pésimas condiciones laborales y retributivas. No obstante, el debate sobre la Sanidad Pública andaluza ocupó un lugar muy relevante en el debate preelectoral. Mientras el partido en el gobierno defendía su gestión, los partidos que aspiraban a gobernar Andalucía se subieron al carro de nuestras reivindicaciones.

En cualquier caso, resultó inevitable que el inesperado vuelco electoral supusiese para nosotros un soplo de esperanza. Por primera vez iban a gobernar Andalucía partidos que habían reconocido públicamente las pésimas condiciones que los profesionales, y los facultativos en particular, llevábamos años soportando. Ya conocíamos el desprecio de nuestros gobernantes, ahora al menos íbamos a contar con su comprensión. O eso pensábamos.

Pero ahora ya no basta con suscribir nuestras reivindicaciones, hay que plasmar las promesas en hechos; porque no queremos volver a sentirnos engañados. Es duro saber que como colectivo has sido amortizado, que tus demandas son sistemáticamente ignoradas por tu gobierno, que solo cuenta contigo como instrumento al servicio de sus intereses partidistas, pero aún es más duro que te prometan algo para luego no dar muestras de querer cumplirlo. 

Pronto habrán transcurrido tres meses desde que se celebraron las elecciones andaluzas y ya tenemos un nuevo gobierno, pero no se atisba el más mínimo indicio de cambio. Los mismos gerentes siguen en suspuestos. Los mismos Jefes de Servicio, Directores de Unidad, siguen haciendo de las suyas. En hospitales como el Virgen del Rocío siguen adelante convocatorias de cargos intermedios pensados para ser ocupados por facultativos con claros tintes políticos y que han sido expresamente rechazados por sus compañeros. La Gerencia sigue llevando a cabo modificaciones de ciertos servicios sin contar con los médicos, del mismo modo despótico que ha exhibido durante años. Jefes que han desmantelado prestigiosos servicios, provocando la fuga de profesionales incapaces de soportar por más tiempo el maltrato, siguen en sus puestos. En Atención Primaria, Gerentes dimitidos no han sido sustituidos, lo que aplaza decisiones urgentes perjudicando a los compañeros, mientras que, por otra parte, los Gerentes que se resisten a dejar sus puestos campan a sus anchas. Nada ha cambiado.

El Sindicato Médico solo se debe a sus profesionales. Si alguien pensaba que nos impulsaba un deseo de cambio político que, una vez satisfecho, nos paralizaría, se equivocaba de plano. Ya sabemos que el Gobierno anterior nos ignoraba. Ahora empezamos a sospechar que el actual tampoco nos tiene en cuenta. Los partidos que ahora gobiernan Andalucía reconocieron públicamente, en repetidas ocasiones, el maltrato que estábamos sufriendo, el cáncer de la politización de la sanidad y el despotismo de los cargos intermedios, por no hablar de la discriminación salarial con respecto al resto de España. 

Les vamos a exigir que actúen de inmediato para poner fin a estos agravios, de lo contrario tendrán que responder ante los profesionales y la población de su inactividad.

Comité Ejecutivo SMA